Ponferrada apuesta por potenciar el Castillo como referente académico

La biblioteca del Castillo de los Templarios verá incrementada notablemente su colección gracias a la donación por parte de Jesús Rodríguez Blanco, un coleccionista privado de origen berciano que quiere colaborar con la labor que se realiza desde el ‘Templum Libri’. «Prefiero reforzar algo que ya funciona a mantener una colección por vanidad», confiesa Rodríguez, que cede más de un centenar de ejemplares entre facsímiles y libros de estudios.

Para la alcaldesa de la capital berciana, Gloria Fernández Merayo, este gesto permite «poner a Ponferrada en el mapa cultural» y cree que el crecimiento de la biblioteca de los Templarios puede potenciarlo como un referente en el ámbito de la investigación académica. «El Castillo no tiene que ser únicamente un centro turístico, también puede ser un centro de estudios de la cultura medieval», apostilla.

Y es que la regidora considera que el crecimiento y la ampliación del fondo documental de la biblioteca del Castillo de los Templarios puede servir también para el incremento de la oferta formativa universitaria en la capital berciana. «Va a ser más atractivo realizar cursos de extensión universitaria o de verano», destaca.

En esa línea, Rodríguez explica que aumentar la colección facilita la colaboración de Ponferrada con otras instituciones y ser una opción importante para investigadores. «En caso de llegar a contar con duplicados, es posible realizar préstamos para otras exposiciones o ceder ejemplares para estudios de investigación sin desmontar una muestra», apunta.

Libros de Horas, de beatos y sobre botánica centran el contenido de una colección amasada durante toda una vida y que cuenta con ejemplares «fuera de catálogo» con un gran valor cultural y económico. «Hay libros que en el mercado de segunda mano alcanzarían las tres cifras», confiesa. Rodríguez, licenciado en Geografía e Historia, es de origen berciano y estudió en el IES Gil y Carrasco de Ponferrada, pero desarrolló su trayectoria profesional en Cataluña. Ahora su deseo es volver a la capital berciana y no descarta colaborar en visitas comentadas similares a las que ya se realizan en el ‘Templum Libri’ gracias a la labor del bibliófilo Antonio Ovalle.

Y es que por su importancia, el Ayuntamiento le concederá un espacio propio y la colección llevará el nombre de su antiguo propietario, que espera que su colección escape del amargo final que suelen tener este tipo deconjuntos documentales. «A lo largo de los años he visto cuál es el destino final de las bibliotecas particulares. Unas terminan dispersándose y fragmentándose; otras son abandonadas y acaban en un rincón cogiendo polvo y humedad antes de dividirse, así que lo mejor es intentar sumar y multiplicar una colección», apunta.