Las Navidades, y lo que ello conllevan, tienen un significado imposible de olvidar y que cada año por estas fechas nos lo recuerdan los buenos alumbrados que cada año se superan, como preludio de lo que nos queda de disfrutar. Estos días con las calles llenas de gente, muchas de ellas visitantes que, aprovechando cualquier festividad no dudan en poner tierra por medio para conocer otras latitudes que, anteriormente, no les había sido posible. No se si a otros amigos de una edad cercana a la mía les pasa lo que a mi que quitando algunos achaques de vez en cuando, por los demás subo y bajo por las calles iluminadas, como el tío los mixtos. Habrá ,como en todo quien critique, tales adornos diciendo que con las de cosas que hay que hacer, y que arreglar, se gaste dinero en adornar cada año las calles céntricas, sobre todo, ya que para todas no hay medios suficientes. Tengo un querido amigo, leonés por los cuatro costados, que a pesar de ser un hombre con las ideas claras y con un sentido critico emanado de su indiscutible cariño por esta tierra ,me comenta con cierta desilusión y pena, como no se ha iluminado la preciosa plaza de los tres nombres: Circular, Calvo Sotelo y la Inmaculada, cuya obra fue llevada a cabo por el arquitecto Cañas del Río el 3 de junio del año1956 y a la que asistimos , si la memoria me aguanta, la mayoría de niños de los colegios de León con una banderita de España en mano como símbolo, y afirmación, que en España existía entre la religión y la política .A lo que lo me quiero referir es a lo que el alumbrado en las calles supone de alegría y vida, a diferencia de aquellos años en los que las cosas se ponían con cuentagotas y cuando, yo no me recuerdo, el ver las calles iluminadas anunciaba la llegada de las navidades y de, lo que a nosotros más nos interesaba, las vacaciones. Como la cosa, a pesar de ciertos agoreros y negacionistas de todo, cada años se observan grupos de jóvenes, y no tan jóvenes, entrando en bares y restaurantes para celebrar el paso de los años, así como las ausencias muy sentidas, se producen reencuentros entre los que hace mucho que no se ven, para celebrar un año más que la vida sigue y merece ser disfrutada. También se acuerda uno de aquellas personas queridas que no están con nosotros pero que se llevan en las entrañas, acompañándonos en cada momento. Es cierto que, a la vista de lo que se aprecia en los supermercados y lugares de consumo, no se nota la escasez que se dice padecer. Y como decía un chacalín de la montaña de mis padres: «a mi que me pongan donde haya que de coger ya me encargaré yo». Lo cierro es que a partir de ahora se multiplicarán los encuentros como preludio de cuanto nos espera y como decía una coplilla que contaba un señor que yo conocí, dotado de una gran formación: «Vale más ser rico y sano que pobre y enfermo», porque otra opción siempre será peor.
Ya se palpa
16/12/2025
Actualizado a
16/12/2025
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