17/02/2016
 Actualizado a 14/09/2019
Guardar
El pasado domingo recordábamos a San Valentín en el llamado día los enamorados, una jornada impulsada de alguna forma desde el comercio… Y no sin cierto éxito; no hay más que mirar lo que mueve. Pero una simple fecha, en definitiva, en el calendario, porque los enamorados lo celebran el 14 de febrero… y todos los demás días del año.

Y es que no hay nada más hermoso en esta vida que amar y ser amado; entregarte en cuerpo y alma a esa persona que siempre tienes presente; a quien dedicas el primero y el último de tus pensamientos; a aquella sin la que el día a día no tendría ya sentido; a la que hace, con su mera presencia, que nada más sea necesario para colmar tu felicidad… Si has tenido la suerte de vivir enamorado sabrás, con toda seguridad, de lo que estoy hablando. Y eso que es imposible explicarlo con palabras…

El amor es algo tan grande que siempre, de una u otra forma, hemos tratado de anunciarlo al mundo. ¿Quién no ha escrito alguna vez, aunque sea con tiza, las iniciales de dos nombres unidas por un corazón? En los últimos años, además de las fórmulas más tradicionales, ha comenzado a generalizarse una nueva forma de proclamar que estamos enamorados: colocar un candado en un puente.

Aunque existen diferentes teorías sobre su origen, parece que fue a raíz de la novela de Federico Mocchia Tengo ganas de ti cuando comenzó a popularizarse en todo el mundo. Y, de igual forma que hicieron sus protagonistas en el puente Milvio de Roma, miles de enamorados dejan su candado en un puente para simbolizar amor eterno. Un bonito gesto que, en algunos casos, ha tenido que dejar de realizarse por el riesgo que entrañaba: del puente de las Artes de París, por ejemplo, se retiraron varias toneladas de candados… pero ni una pizca del amor que simbolizaban, eso seguro.

Decía un buen amigo que estar enamorado es como vivir en un sueño maravilloso… Pero que, como todos los sueños, conlleva el riesgo de despertar; y puede resultar especialmente doloroso si algo o alguien lo ha convertido en una pesadilla. No sé tú que pensarás… Yo lo tengo claro. Y sigo soñando. Como los últimos once años y pico. Feliz. Muy feliz.
Lo más leído