08/04/2024
 Actualizado a 08/04/2024
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Para el cartel de la celebración del próximo día internacional del libro 2024 han utilizado una frase de nuestro Luis Mateo Díez: «Vivo contando y cuento viviendo» ilustrado por un precioso dibujo de Luci Gutiérrez. ¡Qué mejor reconocimiento! La frase completa de nuestro laureado escritor leonés es esta: «Vivo contando y cuento viviendo. La ficción es una parte imprescindible de la existencia» Lo que resume magníficamente toda una filosofía nacida de unas circunstancias especiales, que fueron las que nos tocaron vivir en una juventud provincial de la posguerra civil 1936-1939, cuando compartimos aprendizaje y primeros pinitos literarios a través de la revista Claraboya.

Por entonces los políticos no se podían permitir el lujo de insultarse en el Senado y el Congreso, ni de utilizar un lenguaje ultramoderno, como «fachosfera» o «machirulo» y otros peores, amén del llamado «inclusivo» esa aberración lingüística se mire como se mire. Por entonces la realidad era lo que era, y alguna juventud, ahíta de reprimendas y de sabios consejos, pero cultivada en los clásicos y la filosofía, muy pronto comprendía que la ficción podía ser la única escapada, la única puerta de salida. La ficción, la imaginación, la cultura. Labia, no ha sido nunca sinónimo de oratoria. Y el insulto no resultaba eficaz frente al razonamiento. Pero, volviendo al Mateo. Observemos que la ficción es considerada como algo imprescindible. ¿Cuando habíamos escuchado esto? Y no se trata del disimulo de Antequera (La cabeza tapada y el culo fuera) sino de la creación de otra realidad paralela a la cual el poder no pueda llegar por ningún hueco. Y en sea otra realidad, tan solvente como la diaria vivencia, uno puede sentirse a salvo y habitar espacios de verdad ligeros, fértiles, y habitables para almas inquietas.

¿Podría ser ese el remedio para tantos leoneses dedicados a la creación literaria? ¿Teniendo una tendencia a la sinceridad, y no pudiendo serlo en la realidad por falta de tolerancia y respeto ajenas, ha habido que buscar en la imaginación ese mundo en el que vivir a salvo de la estulticia y la intemperie mental, para poder habitar espacios imperecederos?

Ya en el primero de los 12 capítulos que configuran su libro «El limbo de los cines», titulado «Crisol» nos habla del «cangüelo» el «morrazo», la «escocedura» y el personaje declara que «No las tenía todas consigo» ¡Cómo para no continuar leyendo las otras 11 sesiones de cine! ¡Cómo para no compartir con sus personajes esa necesidad de situarse en otra dimensión más noble y agradecida que esta de la realidad «real» que nos cerca como a animales destinados al sacrificio! «Las habríamos pasado canutas». (pág. 116 dixit)

 

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