No, no me he equivocado. De sobra sé que lo de Gurruchaga era «viaje con nosotros». Pero no es el caso.
Pasito a pasito nos aproximamos a la dictadura. Entre otras cosas, la Díaz se ha desmelenado y nos arrebata la posibilidad de viajar en avión. Perjudica a los usuarios, a las líneas aéreas y a la sociedad pública Aena, que expone sus quejas al cielo en los medios. Una limitación que no va con los miembros del Gobierno y menos con ella que no hace tanto, se fue a Roma sin otro motivo que hacer perder tiempo al Papa. Supongo que pasó por la peluquería para peinarse y teñirse las raíces.
Innecesario fue el viaje de Belarra y Montero a Nueva York en viaje de no se sabe qué, aunque se supone. No hicieron nada, nadie las recibió; no hubo acuerdos ni nada. Aparte de causar la risión, pues no existe un ministerio de ‘desigualdad’ para machacar a los varones. Lo pasarían bien yendo de tiendas.
Entrando en casa, polémico fue el viaje del alcalde de León a Qatar, con el motivo exclusivo de asistir al Mundial de fútbol. Ningún provecho económico ni político ni social. Acaso una maleta con souvenirs y regalos para los amigos.
Los viajes de entorno del Sánchez, tienen el denominador común de ser gratis, exóticos, placenteros y sin más interés, como el encuentro con Biden. Se supone que las escapadas de los políticos deberían tener otro sentido más allá de lo personal. Algo como: «Adónde, cuándo, cuánto y para qué». Al regreso deberían dar cuentas de los acuerdos logrados, inversiones, proyectos… y no sólo el móvil cebado de fotos.
Un viaje de los más criticados fue el del Rey Emérito cuando en un safari mató a un elefante. Un hecho execrable. Pero más mató el Doctor Romero para montar su –por llamarlo de alguna modo– ‘Museo de la Fauna…’ que no es tal, desde el momento en que, los que un día fueron animales, ya no corren por la sabana.
Al menos Juan Carlos hizo posible la alta velocidad La Meca-Medina, con tecnología española y un consorcio de empresas también españolas. Cobró comisiones y las gastó con Bárbara, Corina y Marta…
Pero ahí están, tan campantes Berni, los Pujoles, Griñán, Chaves… esperando que los delitos prescriban. Aunque Sánchez perdone los delitos económicos, está pendiente el tráfico de cocaína. Imprescindible para que estos viejos verdes puedan cumplir.
Pero, como se dice popularmente: «Para este viaje, no se necesitan alforjas».