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Un chalé en la Sobarriba

22/02/2016
 Actualizado a 11/09/2019
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En las verbenas de mis años mozos, que diría mi abuela, prometíamos el oro y el moro a las chicas de otros pueblos. Algunos iban más allá y se atrevían a ofrecer una chalé en la Sobarriba. Por supuesto, con todo el respeto para la Sobarriba, normalmente esas promesas no llevaban a nada, poca emoción encontraba la pretendida en saltar del Porma a Golpejar. De hecho, durante mucho tiempo, aquellos pueblos por los que salíamos con promesas de rácanos constructores ya habían sido parte de la Sobarriba, como prueba la copla que todavía recuerdan vecinos no tan mayores de la zona: "Secos, los peceros; Santa Olaja comen de ello; Santibáñez no me engañes, no me quites las cornales; Paradilla la espadilla; Villaseca el arrabal; Piñones en Valdefresno; Mostajas en Golpejar; Danzantes en Villabante; Tamboriteros en Tendal; Los curiosos de Arcahueja, todos salen a mirar".

Como prueba la copla, por entonces el territorio de lo que algunos llaman la montaña de la ribera se extendía más allá de los 22 pueblos que la conforman ahora, que se dispersan entre las tierras que abrazan los dos ríos, el Porma y el Torío y que se han visto recortadas por la carretera de Boñar que avanza el norte como una frontera que acerca El Condado al río y lo aleja de León como se alejaban aquellas adolescentes de los cafres que les dibujan sueños de ladrillo y secano.

No es por ponerse nostálgico ahora que ya me he cortado la coleta, pero me pregunto, ahora que ya no se escuchan en las verbenas coplas como "en Villacil cortan los huevos con el ocil", qué les prometerán los aspirantes a sus pretendidas. Con tener tierras y un tractor para ararlas me imagino que ya no dé ni para comerse un colín y que con menos de 70 hectáreas de regadío y un Fendt de muchos caballos la muchacha no quiera ni que la invites a un Kas en el teleclub. Son otros tiempos y cuando recuerdo las promociones que iba prometiendo me doy cuenta de cómo nos explotó en todos los morros aquella burbuja inmobiliaria.
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