15/02/2016
 Actualizado a 07/09/2019
Guardar
Comprobará que el artilugio es lo de menos, pero con esta anécdota verá que es imposible que algunos padres de niños que empiezan a destacar (siendo generoso) críen hijos normales. Así que vamos al trasfondo de esta historia de papelería bañezana a las ocho y pico de la tarde, cuando el dueño ya tenía cerrado y se disponía a bajar la persiana metálica para ir a tomar un vino conmigo.

Un padre (de cuarenta) y un niño (de nueve) corren por la acera y gritan "oye, espera, no cierres…". Sin decir ni siquiera "perdona que te moleste, que ya tenías cerrado", el padre le indica al chaval "mira a ver qué quieres, porque esa maestra tuya está tocándome mucho […], todos los días comprando chismes".

Ya dentro de la tienda, el niño –algo pasmado– miró vagamente una decena de modelos, decantándose por uno de los más caros por tener incorporada goma de borrar y depósito para los residuos. El padre, ahorrador y mal educado, se puso a regatear después de tantear al librero: "no jodas, esta mierda no puede costar tanto, que en los chinos vale un euro".

Acto seguido, cuando vio que a esas horas y por un afilapuntas el de la tienda no gasta la lengua en discutir, tira con desprecio sobre el mostrador cinco euros (valía 2,90) y sentencia: "si se lo tenías que regalar, que el chaval el otro día salió en el periódico". Ninguno quisimos saber por qué ni dónde el chaval fue noticia, pero ambos coincidimos en que con ese padre no va a ir muy lejos.
Lo más leído