La Junta castellana, en su afán por consolidarse en León, se ha propuesto celebrar aquí su fiesta de Villalar, que no es la nuestra. ¿Qué se nos ha perdido a nosotros en aquella desolada campa? La respuesta es evidente: Nada. Si, acaso la memoria y el orgullo.
Y, ¿qué demonios significan los comuneros de Castilla para esta tierra? Pues otro tanto. Pero hay más. Con su ejecución, con ellos, se fue el régimen feudal, que necesariamente tendría que acabar para cerrar la Edad Media. Y España, con el Emperador Carlos I, pasó a jugar un papel destacado en la historia.
En sus guerras contra el naciente luteranismo, los Tercios de Flandes, dejaron sus huellas por toda Europa. La Rendición de Breda (de Diego Velázquez) o Lepanto, son testimonios significativos. La consolidación de España y la consiguiente españolización de América. Todo ello habría sido imposible de vivir aquellos nobles feudales con sus privilegios.
En una época donde la historia se pervierte, ajustando cada autonomía a sus intereses políticos, viene la Junta de y por Valladolid a colarnos unos héroes particulares, desde Villalar, que no necesitamos.
Si algo tenemos en León son leyendas, tradiciones (magostos, filandones, aluches) y celebridades. Entre caballeros prefiero al bravucón Don Suero de Quiñones, caballero tan trasnochado como los de la Junta, pero más simpático y enamoradizo. Es serio, está la presencia templaria, que viene de la antigüedad y con tanto arraigo en la ciudad de Ponferrada. Las Primeras Cortes, monumentos naturales y artísticos y un Panteón para los Reyes de León.
Si algo le debemos a Valladolid es la gracia de haber elegido alcalde a Oscar Puente y darle la posibilidad de auparse al gobierno. Así, ya no solo jode a León, sino a todo el Estado. En cuanto a nosotros, su odio es enfermizo; éste fue el que instó a los zamoranos y leoneses a mudarnos a Valladolid, para hacer de ésta una gran ciudad. O se mofaba calificando a nuestra ciudad de ser «un geriátrico al aire libre».
Pero con lo que los políticos prometen y no cumplen, más lo que nos llevan a Valladolid, deberíamos preocuparnos.
Para despejar dudas, el libro de Juan Pedro Aparicio, ‘Ensayo sobre las Pugnas Heridas, Capturas, Expolios y Desolaciones del Viejo Reino’ que próximamente, será presentado en la Casa de León, Madrid.