Querido Sócrates: Hoy, mientras te escribo, estamos inmersos en pleno verano. Poco a poco, unos más y otros menos, se ha disfrutado o esperamos que lleguen unas vacaciones, aunque solamente sean de un par de días, para acudir a la fiesta del pueblo, una escapadita de domingo para ver el mar o simplemente desprendernos de una presión laboral mientras nos quedamos en casa relajados y desechando la disciplina diaria.
Hace un par de años, escuchando la radio, noté la insistencia de algunos en utilizar la expresión «hacer vacaciones». Lo archivé en la memoria como algo lingüísticamente molesto e inelegante, sobre todo inelegante, para comentarlo contigo algún día.
Poco a poco me fui fijando y empecé a ver como muchos, daba igual la cualificación socioprofesional, utilizaban el verbo hacer como sustituto ycomodín de otros verbos específicos para cada acción. Entonces puse en mi despacho, en el rincón de una estantería, pero muy a mano, una hoja y un lápiz con los que recoger estos y otros, a mi modo de ver, desatinos del lenguaje. La hoja se fue llenando y fue encontrando compañía en otras que se le iban agregando poco a poco.
El caso es que me puse a repasar las hojas y ordenar, en una aparte, todas aquellas frases con el verbo hacer que me chocaban. No sé si me asusté, me molesté o ambas cosas. El número pasó de treinta. No te voy a aburrir con todas, pero si te reflejaré algunas de las más notables junto a las que pongo lo que yo creo que es correcto.
Así he recogido:
- Hacer (generar) electricidad
- Hacer (estar de...) una coña
- Hacer (establecer) una competencia
- Hacer (obtener) el título de ...
- Hacer (disfrutar) una beca
- Hacer (celebrar, oficiar, rezar) una misa.
Y así hasta una cuartilla por las dos caras.
Para no pasarme de frenada gramatical he consultado varias obras, incluidos los libros de lengua de mis hijos. Quería saber si lo que te escribo está fundado.
Me sorprendió la extensión dedicada al artículo del verbo hacer en el diccionario de la lengua y, sobre todo, en el de Doña MaríaMoliner. Tuve la santa paciencia de leer y repasar ambos en toda su extensión. Te aseguro, Sócrates, que se aprenden cosas y te sirve para pulirte lingüísticamente. El caso es que, en primer lugar, hacer es producir algo material o espiritual.
El verbo hacer, dice Doña María, es de extraordinaria flexibilidad y adaptabilidad, por lo que tiene multitud de usos y acepciones, más de cuarenta, y muchas frases hechas. Pero también dice que hay frases en las que este verbo se sustituye por otro específico como p.e. no se dice hacer un salto, sino dar un salto; ni hacer un testamento sino otorgarlo.
Después describe lo que en la Gramática de la RAE se llama solecismo que es, entre otras cosas, el mal uso del verbo haber como es el caso que da origen a mi carta. La palabra viene de la colonia griega de Soloi en el sur de la actual Turquía, en la que tenían fama de hablar muy mal el griego de la metrópoli.
Esta forma de lenguaje, pues, empobrece el idioma, ya que elimina la diversidad de verbos para denominar cada acción y, de algunas acciones, varios verbos que las matizan e incluso la cambian de sentido.
Así que, Sócrates, te deseo que tomes, disfrutes o goces de unas merecidas vacaciones y que mi carta te ayude a ello.
Siempre tuyo.
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