«El principal problema que tiene Feijóo», escucho decir a unos sesudos tertulianos radiofónicos, «es que no se da cuenta de que la prensa de Madrid no es lo mismo que la prensa de provincias. Él estaba acostumbrado a una prensa amable, una prensa que no molestaba, que no incordiaba, pero aquí no valen las presiones de los jefes de prensa para que no se hagan determinadas preguntas porque los medios son fuertes y no dependen tanto de la publicidad institucional», dice el relamido director de un digital que se postula para inventor del periodismo. Y van... En concreto, cuando él tiene una exclusiva es fruto de la libertad con la que trabaja y de la que tanto alardea, así como de su decidida apuesta por el periodismo de investigación; cuando es su competencia la que publica una exclusiva, no son más que filtraciones interesadas. A través de las ondas se puede intuir cómo el resto de los tertulianos asienten, quitándose la palabra sólo para darse razón unos a otros, y se intuyen también sus codazos por ser el que mejor se reverencia, en este caso, ante la última genialidad de Pedro Sánchez. Uno detrás de otro repiten «lo que ha querido decir el presidente...», así como si el presidente no supiese hablar, los oyentes fuéramos todos tontos y ellos, en concreto, muy listos, con ese tono condescendiente de paternalismo capitalismo que, pese a los complejos de superioridad, exhibe la ignorancia de quien cree que el mundo empezó el día de su nacimiento y se acabará el día de su fallecimiento.
La prensa de Madrid es tan libre y tan profesional, tan digna y tan incómoda que, prácticamente sin excepción, dedica el mismo tiempo, el mismo espacio, a la inauguración de la Variante de Pajares que al enfado de Isabel Díaz Ayuso por no haber sido invitada al evento. Sin la necesidad de pasar por ninguna facultad, sin dejarse llevar por ninguna simpatía (decir ideología sería demasiado generoso), a la hora de jerarquizar la información desde un punto de vista meramente cuántico parece demasiado obvio que por la Variante de Pajares llevamos esperando veinte años y la presidenta de Madrid se ofende por algo cada veinte minutos. Pero ahí está el foco, tristes provincianos que no sabéis diferenciar lo que interesa y lo que no, y no sólo lo dicen los medios de Madrid sino también el Gobierno y el nuevo ministro de Transportes, quienes lo primero que manifestaron al respecto no fueron explicaciones del sobrecoste de la obra ni de los daños medioambientales que ha provocado, sino que las únicas y minuciosas explicaciones que hemos recibido hasta el momento han sido en torno a por qué no se había invitado a la señora Ayuso a la inauguración. Sus mosqueos, por lo que parece, valen más de 4.000 millones de euros.
De que el Telediario nacional se dedique al precio de la caña en Chamberí ya no nos podemos sorprender, son ya muchos años teniendo que coger el paraguas en toda España cuando llueve en Madrid, pero resulta especialmente preocupante el contagio de capitalidad que les ha entrado a los políticos locales, siempre dispuestos a ser los primeros en obedecer a sus líderes nacionales y olvidarse de sus votantes con el objetivo de ‘hacer carrera en Madrid’, expresión ya trasnochada pero al mismo tiempo inmejorable metáfora de lo que pasa con los jóvenes en esta tierra. Sobran ejemplos de que la provincia de León es todo un trampolín para la política, tantos como sobran de las consecuencias de no ser una prioridad para ninguno de nuestros presuntos representantes cuando llegan a Madrid.
De modo que los grandes partidos se han decidido a convertir los plenos de nuestras instituciones más cercanas, se supone que las más útiles, en otra tertulia más de todólogos que opinan sobre la actualidad nacional e, incluso, los hay que se atreven a sacar la calculadora y decir lo que nos va costar a cada leonés la condonación de la deuda catalana. No nos cabe ninguna duda de que la vamos a tener que pagar, como el resto de los españoles, pero entiendan que tengamos serias dudas, vista la tenacidad con la que nos defienden nuestros emisarios capitalinos, de que ese dinero hubiera llegado hasta aquí de no ser por los pactos de Gobierno. Lo que sí sabemos que perdemos hablando de temas nacionales en plenos locales es el tiempo que se podría emplear en solucionar nuestros problemas más cercanos que, por ejemplo, no pasan precisamente por quién ostenta las competencias de los Rodalies de Cataluña, sino simplemente por lograr que los trenes de Feve lleguen a su estación de Matallana.
Supongo que para los medios fuertes y dignos de Madrid todos estos deben de ser razonamientos de paletos, como nos llamó Isabel Díaz Ayuso a los leoneses por querer una autonomía propia. Estaremos pendientes de su próximo enfado. Atentos porque esta semana dijo también que quería más agua y se me ocurre que podía cogerla de la Variante de Pajares, pero nunca lo sabrá porque a la pobre no la invitaron a la inauguración.