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Todo lo demás es campo

28/10/2018
 Actualizado a 13/09/2019
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No eres lo que piensas, ni lo que comes, ni lo que vistes. Y tampoco «eres lo que escuchas». Pero el eslogan de Radio 3 funciona. No mendiga, sino que quiere ser algo, como se dice ahora, aspiracional. Porque ofrece lo que un bolso de Hermès y no una imitación de MK, LV o M&Ms. Alma de cántaro el que no lo aprecie.

Quien busque griterío no lo va a encontrar en Radio 3. Ni siquiera a primera hora, en ese programa despertador equívocamente parecido a los de las emisoras comerciales. Tampoco sufrirá risas falsas, acertijos resueltos, bromas telefónicas o números uno.

Es verdad que la radio musical pública no es una santa. Alberga programas soporíferos, locutores atragantados, problemáticas caídas de la parrilla, alguna propaganda boba y poco jazz. Pero en esos ratos conectas con Rocco FM y listo. Ahora que, en una semana habrás escuchado su doble recopilatorio de rock & roll siete veces.

Radio 3 es puro servicio público. El lugar común sobre la BBC, y su Radio 1 con su John Peel, es un axioma hablando de RNE3. No porque Ramón Trecet se diese un aire al locutor británico, sino por su puñado de agitadores culturales del nivel de aquel. Con una energía incansable para hacer divulgación en vez de crítica. Eruditos o fanáticos que tratan la música como artesanía, como expresión cultural del pueblo. Y así también la poesía, la pintura o el cine. Y que revuelven con movimientos sociales, puntos de vista ‘out of the box’, feminismo, ecologismo y debate.

Mi novia, quien tiene y maneja (no doy puntada sin hilo) una preciosa voz de locutora de Radio 3, escucha a diario la emisora porque odia lo carca. Por lo mismo escucho yo Siglo 21, el programa del polémico Tomás Fernando Flores. A él se le atribuye el buen desarrollo de la dimensión digital de Radio 3, aunque esta es de sobra valiosa ya solo con la emisión en frecuencia modulada. Prueba de ello es la vigencia del contestador de voz de Siglo 21. Un Twitter sonoro desde el 96.

Sin pretenderlo, el otro día vi al polémico director TF Flowers. En un tinglado de esos que abren al personal, mucho másíntimo que el concierto delante de los leones del Congreso y que las fiestas por diversas ciudades. Se emitía un programa en directo con Antonio Arias, Fernando Alfaro y el público. Alfaro cantó como un bendito y Arias contagió su actitud como ya hiciera ante mis ojos en otras ocasiones en el Gran Café. El de Lagartija Nick dejó dos cositas que vinieron para quedárseme: que un fandango te puede salvar la vida, y que todo es campo.

Y efectivamente, quitando el 89.3 de Radio 3, todo lo demás es campo.
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