El informe Pisa ha dejado en muy mal lugar a los estudiantes españoles. Parece que se salvan los de Castilla y León. Aunque se dice que la enseñanza debería gestionarse desde el Estado y no desde las autonomías, personalmente y de momento al menos, prefiero que en nuestro caso lo gestione la comunidad autónoma y no el Gobierno central. Pues bien, ante este fracaso escolar el Presidente del Gobierno ha anunciado que va a dar un montón de millones para reforzar el estudio de la lengua y de las matemáticas. En cuanto a la lengua española lo que debería hacer ES que se respete y valore en todo el Estado Español. Respecto de las matemáticas probablemente a muchos estudiantes tal vez les podría valer con tener una buena calculadora.
El problema de la enseñanza es ante todo el no adquirir una buena formación integral que ayude a pensar y a descubrir el sentido de la vida, a conocer el desarrollo de la humanidad sin manipular ni amputar la historia, no descuidando el estudio de las humanidades, aprendiendo a comportarse en la sociedad.
Algunos hemos tenido la suerte de estudiar con la ley de educación que más años ha durado, la Ley Moyano, desde mediados del siglo XIX hasta 1970 en que apareció la Ley General de Educación, también llamada Villar Palasí. La ley Moyano exigía esfuerzo, potenciaba el ejercicio de la memoria. Había que pasar por las temidas reválidas, pero merecía la pena. No se fijaba como la actual, la Lomloe, en las competencias, pero ayudaba a ser competentes. La cosa empezó a degenerar con la Logse de Maravall y Rubalcaba (1990). A pesar de sus deficiencias, el PP la mantuvo ocho años, incluso teniendo mayoría absoluta. Eso sí, al final aprobó una gran ley, personalmente creo que la mejor, la Loce, Ley de Calidad de la Enseñanza. Nunca llegó a ponerse en marcha. Lo primero que hizo Zapatero nada más llegar al poder tras el 11 M fue derogarla. Vino después la LOE, de tal manera que la única ley del PP ha sido la Lomce (Ley Orgánica para la mejora de la calidad de la enseñanza). Sánchez, siguiendo las huellas de su maestro ZP, en plena pandemia, con nocturnidad y alevosía, nos trajo la Lomloe.
Y Hasta aquí hemos llegado. La educación se ha convertido en un instrumento para ideologizar a los alumnos, sin tener en cuenta a la comunidad educativa. Cuanto menos se esfuerce el alumno, menos va a saber y, cuanto menos sepa, es más fácil de manipular. ¿Llegaremos algún día a un gran pacto educativo libre de sectarismos que piense en la buena formación de los alumnos?