Unos días en León son para los del exilio como una inyección de adrenalina. Volver no es regresar sino renacer. Cada momento es nuevo, cada día que pasa es una década. Cada persona a la que saludas es una multitud. La casa familiar, el río, las praderas y los montes vuelven a provocar una especie de sofoco, un ansia por vivir, una pasión por dar comienzo a aquellos planes condenados al olvido.
Pero, sin ir más lejos (que luego hay que volver como diría Fulgencio) el mero hecho de despertar en Veneros y abrir una ventana al vallecillo que antaño fuera fuente de riqueza de mineros y quedarse extasiado, como ante un crimen horrendo, ya sería suficiente para justificar esa especie de delirio.
Pero íbamos a trabajar. Y, a parte de la firma de libros, los recitales y el festejo a los amigos,, había una labor que hacer relacionada con el pueblo. Y es nuestros pueblos no se resignan y, a pesar de que todo parece estar en contra, grupos de gentes se muestran propicios a reanimar al menos aquella faceta cultural que es a la uno se adhirió durante tanto tiempo de la que salieron las semanas culturales , los coros, los homenajes y el reconocimiento a ciertos personajes nativos que parecían condenados a olvido eterno.
Y las gentes de Vidanes, que habían vivido el renacer de la memoria de su Padre Isla con motivo del tercer centenario, reclamaron la intervención del cronista para volver a poner en marcha el mecanismo que tanta satisfacción produjera entonces.Y, a pesar del «trancazo» que el médico de urgencias de Cistierna supo detener a tiempo, tiempo hubo de fraguar lo que el equipo de la Asociación Cultural Padre Isla se ocupará de poner en marcha este verano y que esperemos sea del arado del público.
Sin ir más lejos, el inicio de la puesta en escena por parte de los mismos habitantes de Vidanes, de una de los obras señeras del Paisano, titulada: «Fray Gerundio de Campazas» (Alias Zotes) que, leida, y bien reída por todos, pueda ser el comienzo de la difusión de una literatura popular, a la que los siglos no han hecho más que ir dando cada vez mayor valor y trascendencia.
Las enseñanzas de Isla, nacido en Vidanes, criado en Valderas, y enfrentado a media España, no han decaído con el tiempo. En el Libro III, c. IV, nos habla de la ensaladas: «Quien nísperos come, quien bebe cerveza, quien puerros se chupa, quien besa a una perra, ni come, ni bebe, ni chupa, ni besa»
Y sin ir más lejos...