Aunque algunos amigos me tachan por acudir a los recuerdos con bastante frecuencia, a mi eso, a medida que pasan los años, lo que me hace es estimular más la memoria por aquello de no quedarte atrás mientras la vida continúa sin freno alguno. Como vulgarmente se dice, aunque nací en la capital de España por razones de vida de mis padres los cuales, como otros tantos, tuvieron que ir a buscarse la vida allá donde la había, después de sufrir los albores de una maldita guerra, con la mayoría de nuestros pueblos devastados y con unas familias bastante numerosas que se tenían que mantener dentro de la autarquía existente.
Mi familia se estableció en la calle Renueva donde tuvieron un modesto bar de barrio con el nombre y denominación conocido como La Perla Vasca debido al dueño de la casa, derivado de sus orígenes vascos así como por la cercanía que el bar tenía con la inolvidable estación de Matallana, o del tren de la Robla, y donde pasamos los años hasta llegada de la época en que cada uno de los hijos formamos una familia.
Pero a lo que me quiero referir es a lo que hoy, al pasar por la queridísima calle de Renueva sigo mirando, como acto reflejo, al lugar en donde entonces existía la conocida COOPERATIVA PROVINCIAL DE HOSTELERIA Y SIMILARES, cuya actividad principal consistía en dar servicio a la hostelería a unos precios mas bajos que los que se aplicaban en la calle, si bien, teóricamente aunque como he dicho anteriormente estaba pensada para la hosteleria y ”similares”, también se beneficiaban de ello muchos particulares, lo cual iba en detrimento de las tiendas o tiendinas del barrio, sobre todo de las de Carmina y Donaciano, junto con la de Carlos Pérez, las cuales formaban parte del tejido comercial del barrio mas bien considerados como de familia .
En un día de esos en que tu madre te mandaba hacer algún recado, se encontraban en la tienda de Carmina varias mujeres escuchado silenciosas un capitulo de la famosísima novela radiofónica, AMA ROSA, del no menos famoso Guillermo Sautier Casaseca cuando, la cual, a falta de televisión, paralizaba media España sobre todo entre la clase femenina mientras se hacían las labores hogareñas y se pingaba el moco ante el drama ( Dramón con mayúsculas diaria yo) que se cernía en la casa donde Ama Rosa prestaba sus servicios como “Ama”. Volviendo al principio diré que tardé mucho tiempo en enterarme de lo que quería decir la palabra “similares”, debido a mis pocos años, ubicada donde en la actualidad se encuentra una empresa de máquinas recreativas aunque , si no me equivoco, conservando la misma estructura del edificio de planta baja.
Tiempo habrá para tocar este tema y otros”Similares”, que los que vivimos en aquél contexto conocimos.