Las manifestaciones orquestadas paradefender la sanidad pública, me recuerdan aquellas en la Puerta del Sol para homenajear a Franco; fletando autocares y con bocadillos de jamón. La obsesión de Sánchez por hacerse con la Capital evoca –por su fijación hacia el dictador– el episodio del asalto al Cuartel de la Montaña, en el 36.
Entre los manifestantes, los activistas de queremos o Podemos, gente resentida, fácil de engatusar y demás purrelas de «dame pan, y llámame perro». Los ideólogos que están detrás por nada del mundo abandonarían el cargo porque fuera de la pomada, nadie los admitiría por defectuosos. Como dijo Juan de Timoneda, cuando le ofrecieron un burro agresivo del que se había desecho: «Quien no te conozca que te compre».
Como es natural, no pueden faltar los convidados de piedra: las centrales sindicales, CCOO y UGT, que nunca como hoy han estado tan avenidas, por los beneficios de un gobierno agradecido. Para Sánchez son –como el General Narváez– «el más firme sostén» (de Isabel I). lo cual encierra una doble lectura.
Coincido de todos modos en que la situación de la Sanidad es penosa y que algo habría que hacer para que Emma, a los 12 años no muriera de peritonitis en Castellón, tras haber acudido por tres veces a Urgencias. O para evitar la diáspora de los sanitarios bien formados y mal pagados. Pero tampoco marchan bien la Educación ni la Justicia. trece años ha tardado el Constitucional para abordar la Ley del aborto. A la vista de los medios desinformativos, creo que detrás de estas manifestaciones hay un alguien. Un Vellido Dolfos o un conde Don Julián, que vendieron España, como ahora hace Sánchez.
En las novelas de Agatha Christie, el asesino suele ser el que saca beneficio del crimen. Y no veo yo a los viejitos comprando en el Rastro la grotesca falla de Ayuso; ni recortando listones y clavar luego esos cartones de imprenta (todos parecen sacados del mismo sitio). Alguien los pagaría. Y alguien los repartiría.
Pero lo más chocante es que estas algaradas tengan lugar en las comunidades donde el PSOE no gobierna: Castilla y León, Galicia y la Comunidad de Madrid.Teniendo en cuenta que en pocos meses habrá elecciones y Sánchez habrá perdido muchas comunidades, será imposible llevar a cabo tantos escraches para sembrar la confusión.
Sin activistas suficientes ni pancartas, ni bocadillos, ni Pedro Sánchez. En todo caso los bocadillos –por la inflación– serán de mortadela (sin aceituna).

Sembrar la confusión
15/02/2023
Actualizado a
15/02/2023
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