Jorge Brugos

Scrooge odia el ramo leonés

25/12/2023
 Actualizado a 25/12/2023
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Ya no se sabe que se celebra, las gentes desean felices fiestas, pero, ¿por qué hay que brindar? ¿acaso habría que hacerlo para conmemorar el final del otoño?, ¿por el solsticio de invierno o por la celebración de las fiestas del afecto?… Se han deconstruido tanto estas fechas que uno no sabe ni en qué tiempo vive. Los censores de lo políticamente correcto (que son más de los que hay en cualquier dictadura) recomiendan no felicitar explícitamente la Navidad para no herir sensibilidades; va uno con cierto reparo de no parecer una especie de terrorista proselitista al congratular la venida del niño Dios. En el momento que formulo la combinación cancelada, un sentimiento de culpa me corroe por dentro. A modo de contrarrevolución, casi siempre que me felicitan este tiempo con tonos asépticos sin la mínima expresión religiosa, respondo con un Feliz Navidad con ecos notables y marcando territorio.

Sea uno o no católico, negar todo calado religioso en estas fiestas es hacer trampas al solitario. No voy a caer en el tópico de aquellos que desautorizan a todos los que no sean creyentes para celebrar la Navidad, se pueden disfrutar de estos momentos sin necesidad de hacer un acto de fe. Sin embargo, sí que debemos valorar la influencia de nuestra tradición cristiana. Me han hecho siempre mucha gracia esos que con supremacismo laicista se vanaglorian de prescindir del Belén en su casa dejando la presidencia del salón al famoso abeto; a ver quién es el listo que les dice que el origen de la tradición del árbol de navidad estuvo propiciado por la intervención de San Bonifacio. Desde las clásicas invocaciones a una tan nuestra como el ramo leonés están empapadas del legado cristiano en nuestra historia y costumbre. De pequeño me enseñaron que había que hablar con propiedad, y olvidarse de lo que se celebra, fuese una realidad o mito bíblico, es no estar haciéndolo con sentido.

Pues eso, que pasen unas felices fiestas, no se me vayan a ofender. Pero qué digo, al cuerno con los ofendidos, Feliz Navidad.          

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