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Sancho, el Gobernador

23/04/2016
 Actualizado a 11/09/2019
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Digo, pues, que con todo su acompañamiento llegó Sancho a un lugar de hasta mil vecinos, que era de los mejores que el duque tenía.Diéronle a entender que se llamaba «la ínsula Barataria», o ya porque el lugar se llamaba «Baratario» o ya por el barato con que se le había dado el gobierno…»

Sancho Panza por fin pudo alcanzar su sueño cuando ejerció, durante varios días, de gobernador en la Ínsula Barataria. Nombrado por los duques con la única intención dereírse de él (pues como todos sabemos los habitantes de la Ínsula fingían estar a su órdenes), convirtiendo su gobierno en una pesadilla en la queni podía comer todo lo que quisiera (una vecesporque Pedro Recio le manteníaa dieta y otras por la amenaza del envenenamiento), ni tampoco dormir, por si los enemigos les atacaban aprovechando la oscuridad.Sancho fuejuez, y en contra de la opinión del pueblo, resolvió todos los casos a través de una sabiduría sin estudios.

Al cabo de unos días, Sancho, montado en su Rucio tras haber vencidolosataques de los enemigos, huyóen busca de la libertad, con la idea de nunca más gobernar, prefiriendo la compañía de Don Quijote y pudiendo comer y descansar en abundancia, ya que «cada uno está mejor en el oficio para el que fue nacido».

Sancho, en unospocos días seda cuenta de que la vida de gobernador no es tan placentera y cómoda como él había soñado. Intentaba yo equiparar esta idea a nuestros dirigentes actuales, pero aquí no se va nadie por muy incomoda que les sea la silla. Una vez que tocan el poder, no quieren dejarlo, y la inexperiencia que a algunos les causa malas jugadas, en vez de producirles amargura, les da alasparaseguir en esto de la cosa pública.

Gobernar es tener ideas claras, comprometerse y por supuesto rectificar si la circunstancia lo precisa.Resultafácil decirlo pero imagino que llevarlo a la práctica es más complicado. Lo que no es gobernar y en esto hay poca discusión, es vivir deloportunismo y el «bienquedismo pre electoral». Un grupo político que pretende ser el censor y a la vez la llave del ayuntamiento, nunca debe tomar decisiones a toro pasado, máxime cuando durante varios días han mantenido un silencio sepulcral a la espera de los acontecimientos, agazapados en la sombra.Pero salen ahora (locos por la música), tomando el camino fácil y dejando a su socio, otra vez, solo ante el peligro.
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