Tal como se entrevé, la deriva económica, política y social de la Unión Europea y su lacayo Sánchez, el reparto ya se ha establecido y a España le toca ser el balneario de los viejos europeos en busca del sol para morir, bien bronceados y henchidos de vitamina D.
La ruptura del Estado por parte de Sánchez y sus mantenidos, no es broma y la vemos venir de cerca. Un síntoma es el gradual abandono del campo. En compensación, lo remediará Marruecos, que ya está cultivando en el Sáhara tomates, frutales, olivos, etc. Y nos llenará la despensa.
Los planes de la Díaz para la banca, las grandes empresas y capitales ya están induciendo a muchos de éstos a ejercer sus actividades y cotizar en otros países más fiables, sin comunistas en el gobierno. Por otra parte, con ellas se va la fuerza de trabajo y entonces nos veremos obligados a comprar lo que antes producíamos aquí y a traer gente más pendiente de las ‘paguillas’ que de la integración. Es el recambio. En cuanto al turismo de calidad, lo que más les atrae, es la costa mediterránea, y las islas. Pero lo que es en nuestra tierra, el clima no nos favorece, salvo para dormir bien con un ligero cobertor.
Se come bien, se bebe mejor pero no es suficiente atractivo salvo para las pandillas etílicas que vienen de fin de semana para quemar los bares del Húmedo y alborotar.
Comparada con otras zonas de España, la franja donde estamos: de Asturias a Sevilla, pasando por Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz, son como la columna vertebral del Occidente del Estado, que compartimos con Portugal. Sin embargo, esta red de provincias es donde menos inversión se ha hecho en infraestructuras, comunicaciones, empresas y servicios. El eje ferroviario ‘Ruta de la Plata’ lo cerró Felipe González y lleva más de 25 años de abandono. Recientemente cuando la alta velocidad está en todas partes, se viene hablando de la reapertura, pero no hay que confiar.
Entre todas las mentiras que se vierten desde el gobierno, hay una verdad: El desprecio del ahora ministro de transportes, Oscar Puente hacia Zamora y especialmente León. ¿No dijo, cuando era alcalde que la gente de estás provincias debería emigrar a Valladolid para hacer una capital más grande?
Por este lado, poco podemos esperar y todo apunta a que vayamos encargando la chaquetilla, el mandil, la bandeja y el sacacorchos.