Ha pasado casi desapercibida la polémica reciente sobre la ubicación del grado o máster de Enología que se decía iba a incorporar la Universidad de León, y que los bercianos reclamaban para el Campus de Ponferrada considerando anatema la posibilidad de que se impartiese en el de Vegazana.
Un mero rumor motivó una moción unánime de todos los grupos políticos del Ayuntamiento de Ponferrada exigiendo la titulación para la ciudad y, de paso, una Dirección Provincial de Tráfico propia, y la cosa no llegó a mayores porque el rector Hermida se apresuró a desmentirlo asegurando que «la Universidad de León no se ha planteado en ningún momento la implantación del grado o máster de Enología».
Y siendo perfectamente legítimo, comprensible, y casi obligado, que una parte de la política local se dedique a reclamar toda clase de instituciones y servicios prescindiendo de cualquier análisis de carácter general, ocho años de crisis deberían habernos enseñado que no es posible avanzar si en lugar de mirar de frente y a lo lejos, seguimos mirando de reojo y al vecino: Ponferrada a León, León a Valladolid, Valladolid a Madrid, y Barcelona a todas partes.
De modo que nadie ha criticado a José Ángel Hermida por decir que no se plantea la implantación de estudios de Enología en una provincia con dos denominaciones de origen y 6.000 hectáreas de viñedo, al contrario, se le pondrá a parir el día que se decida a promoverlos porque tendrá que decidir dónde se impartirán, y aguantar el consiguiente chaparrón del Este o del Oeste.
Ocho años de lo que ya se conoce como la Gran Recesión es tiempo suficiente para cursar un grado, un máster y hasta para doctorarse en ella, pero resulta escaso para cambiar mentalidades y posicionamientos políticos que parecen arraigados en lo más profundo de nuestro cerebro primitivo. Con crisis o sin ella seguimos detrás del silbido de «los genios de la disgregación, que se esconden bajo los hongos de cada aldea».
Tras ese silbido debió perderse la presidenta de la Denominación de Origen Bierzo, que según publica Infobierzo, dijo que «no tiene sentido que Enología se implante en León… donde no hay viñas». De ser fiel la cita convendría que la buena gente de Valdevimbre, de Los Oteros y del Cea convidase a esta señora a una excursión por su tierra, por sus bodegas y, desde luego, por sus viñedos, que se remontan a los tiempos de Roma. Nada como viajar, aunque sea dentro de la provincia, para ampliar horizontes, nada como compartir una botella de vino para derribar prejuicios.

Raíces y racimos
13/09/2015
Actualizado a
18/09/2019
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