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Punto de cocción

31/12/2023
 Actualizado a 31/12/2023
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Es el grado en que un alimento ha sido cocinado. Se usa frecuentemente para valorar las carnes a la plancha o a la brasa pero se puede aplicar a guisos o asados en horno, también de pescado. En aquellas carnes rojas los grados van del ‘a la inglesa’, al poco hecho, al punto, hecho y muy hecho, y atender a ello es un engorro esclavizador en Navidad y siempre, porque cada quien tiene su gusto. Hay quien disfruta de las cosas siempre poco hechas, y quien tiene gustos diferentes según la materia, prefiere las carnes con hueso muy hechas, que se desprendan y se deshagan. Sobre los pescados a muchos les daría tirria encontrárselos poco hechos, pero luego van al japo y susicrudi que va. Y ¿qué me dicen del steak tartar (y de la canción de discoteca del mismo nombre firmada por las bárbaras shego)? En horno siempre es difícil acertar preventivamente con el tiempo necesario para hacer la merluza o el cabrito. Son delicados, en la cocina, los tiempos para conseguir los puntos. El punto-punto es aquel que la ciencia gastronómica ha determinado que mantiene todas las propiedades que nuestros sentidos pueden apreciar. Si te quedas corto con el tiempo sabrá el plato crudo o quedará duro. Si te pasas puede que quede seco, paposo, o peor, quemado.

Donde no se mete lo gastro es en el resto de puntos de cocción. ¿El punto de cocción de una relación? Material sensible. ¿El de una amistad? Seguro que es amplio ¿El de un negocio? Más vale ponerle ojos. ¿Y de una inversión en bolsa? ¿Para compra o para venta? Arbitrario las más de las veces. ¿El punto de cocción de una broma, o de la gente que recibirá la broma? Depende de las referencias. ¿El punto de cocción de un texto literario? Sabemos que precipitarse es una tontería, porque salen soluciones, mejora la cosa al dejar respirar. Y luego estaba Proust, que seguía corrigiendo hasta el final.

Ahora, al acabar el año se puede repasar positivamente o ponerse melancólico porque las cosas no son lo que eran o lo uno quiere que sean. Desde luego estas heladas leonesas de niebla permanente no facilitan un punto de cocción accesible a las cosas. Pero el caso es que los platos tienen que salir. Todo tiene su vigencia, y a partir del límite convenido no hay remedio. Los años, por ejemplo, no tienen vuelta atrás. Es una convención que podemos revisar pero, de momento, este lo entregamos ya. ¿Se nos quedó crudo? ¿Se nos quemó? 

Feliz 2024. 

 

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