Alfonso Martínez color

"¿Por qué no te callas?"

28/09/2023
 Actualizado a 28/09/2023
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Despistado y cojo transitaba este humilde juntaletras con destino a la humilde morada (y al siempre anhelado sofá), cuando una intensa luz azul se cernió sobre la puerta de la Diputación. Por un momento pensé que las vacaciones en el paraíso redipollejo me habían obnubilado y que en realidad los populares habían tenido un mínimo interés en gobernar este nuestro terruño en vez de regalárselo a los socialistas –pese al esperpento del anterior mandato– sólo porque el aparato no pudo imponer a su candidato a presidente.

Pero no, era una ambulancia aparcada en la calle Cid que tristemente poco pudo hacer por un hombre mayor que yacía sin vida junto a la entrada del jardín más romántico de la ciudad. A un lado de la ambulancia, los profesionales sanitarios y policiales esperaban entre conversaciones mundanas la llegada del juez para levantar el cadáver. Al otro lado, una terraza a rebosar en la que las cañas y las tapas alimentaban el jolgorio como si nada ocurriese a escasos veinte metros.

Y pensé en la sociedad que estamos creando con el egoísmo como valor de cabecera y la experiencia dejando de ser un grado y convirtiéndose incluso en motivo para ser denigrado. Quienes peinan canas en la cosa pública –y no cambian de opinión cada cuarto de hora– son expulsados al otro lado de la ambulancia porque representan el pasado y no encajan en el jolgorio frentista actual. Y todo por recordar que en los genes socialistas nunca estuvo perdonar a los delincuentes por el simple hecho de que sigan llenando de poder el arteso de un presidente aviador que no deja de pensar que escrúpulos es una isla griega. Un prófugo de la justicia con la sartén por el mango y los herederos del tiro en la nuca dando lecciones de democracia o de política con mayúsculas, pero un rey no puede vivir en su país ni asistir a la jura constitucional de su nieta como si no mereciera ni el aire que respira. Quizá alguno tema que le repita aquello de "¿por qué no te callas?", pero eran tiempos en los que Zapatero llegaba incluso a defender a Aznar –no se me ocurren dos líderes más en las antípodas– porque por encima de las ideas y de los errores que todos tienen en sus mochilas (que no son pocos, ni menores) estaba siempre una España que no dejaba a nadie al otro lado de la ambulancia. 

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