El anuncio de la posible implantación de la Universidad Católica de Ávila ‘Santa Teresa de Jesús’ en Ponferrada ha resultado polémico. Se mezclan emociones con planteamientos racionales en cada reacción. Abordar desde distintas ópticas la cuestión y desligarlas ayuda a aplicar el sentido común.
Se han enervado los que defienden un nivel mínimo en la universidad, argumentando que las privadas ofrecen una calidad formativa baja. Eso no es cierto en general, aunque se pueda aplicar a algún centro en particular. Desconozco la calidad de la UCAV, aunque no es reconocida en el campo educativo, no se considera referente y algunas opiniones sobre ella son pésimas.
El punto de punto de vista ideológico excita a quienes defienden la universidad exclusivamente pública, para garantizar el acceso a la mayoría social, y sin barreras económicas, gracias a las becas. Estando de acuerdo, aunque sea opinable, la realidad nos conduce por otras veredas que no debemos ignorar. Siempre que una universidad privada no se convierta en un chiringuito para la venta de títulos sin preparar al alumnado, debe ser valorada. Las mejores escuelas de negocios del mundo son mayoritariamente privadas. Sacar un máster en ellas, además de costar un dineral, sí, conlleva cientos de horas de trabajo intenso y mucha presión.
Respecto a lo que suponga la UCAV para Ponferrada, depende del planteamiento con el que llegue la empresa. Si la sede fuese solo una oficina que alquila aulas para dar unas clases, con profesores que vienen, imparten y se van, sería una forma más de vaciar la economía de León. Por el contrario, si la UCAV se establece en Ponferrada con locales propios, departamentos, laboratorios, personal fijo, será una apuesta interesante.
En este sentido, conocer la oferta docente en la sede leonesa será esclarecedor para entrever las intenciones de la UCAV. Si imparten carreras experimentales, que requerirán laboratorios e inversión en aparataje y personal, buena pinta. Si el proyecto se queda en clases virtuales y vender algún máster para acceder a la enseñanza, olerá a chiringuito sin retornos para la ciudad.
En consecuencia, conviene diferenciar la cuestión ideológica de la económica, y éstas, también, de la formativa. Hasta que no haya una prohibición de centros educativos privados, la UCAV será legal y aceptable. Hasta no saber la oferta educativa en esta sede no se puede ratificar el compromiso de la UCAV con León en lo económico y lo académico. Una alcaldía con algo de criterio ayudaría a comprobar y atraer esta iniciativa, que puede representar la consolidación de una Ponferrada universitaria, si se plantea bien.