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Pánico en la Junta

16/07/2020
 Actualizado a 16/07/2020
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Dirigentes autonómicos están preocupados por la posibilidad de que León alcance su autonomía. La manifestación insistente de que «juntos somos más fuertes» es la consigna elegida. La han repetido en sus referencias a León Mañueco, Igea o Ana Carlota Amigo, pero también Silván (en este periódico), Cendón (día sí, día no) o Eduardo Morán (tras explicar que la Junta le robaba empresas a su pueblo; ¿habrá mayor absurdo?). Parece que la referencia a que esta autonomía es una «historia de éxito», que repetían como loros de feria hace unas semanas, se ha olvidado a la luz de los desastrosos datos que se suceden sobre León y Zamora especialmente, aunque también sobre Salamanca.

Visto con deliberado desapasionamiento, esto no es un problema de opinión,ya que la situación resulta clara. Es una decisión de interés personal. Para unos su carrera política pasa por encima de los intereses de los ciudadanos y para otros, no. Según un informe de Proyecto León basado en los datos de la Seguridad Social, la Contabilidad Nacional de España y el padrón municipal, la Región Leonesa ocupa el último lugar entre las 18 regiones españolas en los tres pilares que miden el desarrollo de un territorio: población, renta y empleo. Los datos abarcan el periodo autonómico. Pero en esta ocasión no voy a desgranarlos porque aparecen en numerosos artículos de otros autores casi semanalmente.

Existe un problema objetivo de postergación e invisibilidad a todos los niveles causado por la Junta. Ha sido persistente, evidente, medible y nunca corregido o intentado corregir. Ni el PSOE, ni Ciudadanos plantean alternativa, porque exigiría cambios radicales en el Estatuto y en la Constitución Española, ya que León, o más bien la Junta, se ha convertido en un problema de Estado. A la provincia de León le faltan cada año unos 400 millones de euros de sus fondos autonómicos, que se quedan en Valladolid. Eso no se resuelve con una mesa por León, ni diciendo que el PSOE está cómodo con esta comunidad. Sería un partido de leoneses tontos. A Zamora y a Salamanca les pasa lo mismo.

Los leoneses de los partidos y los no militantes también hemos decidido que no queremos envejecer sin nuestros hijos, que no queremos salarios más bajos, que no queremos que nos roben más ideas, que no queremos ser el occidente de nada, porque somos León, tenemos nombre propio. Y eso está cristalizando a pesar de las presiones de partidos que han traicionado a la democracia en León, en sus administraciones locales.

Que las mentiras interesadas de vuestros jefes no oculten la voluntad ciudadana, concejales. Tenemos un futuro próspero y autónomo que compartir.
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