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No salen plazas de capador

01/06/2025
 Actualizado a 01/06/2025
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Cuando bajas de gestiones a la capital -el martes o el viernes, que más días no hay coche de linea—tienes que tener mucho cuidado con quien te juntas porque los lugareños —que los de la ciudad también podrán ser lugareños, digo yo— parece que están a lo suyos pero están avionando todo lo que pasa alrededor, como si fueran de Rodrigatos de la Obispalía o Calaveras de Arriba, por un decir, que también podía ser Rodillazo. 

Viene la cosa a cuento de que el viernes, que sí hay coche de linera aunque lo de gratis no cuela, me junté con Pepín Muñiz, sin malicia, por echar un hablao. Él, como siempre, llevaba unas bolsas de esas que aguantan las compras que haces en el rastro y la puso encima de la mesa.

No tuve más ocurrencia que preguntarle qué llevaba allí, consciente de que podía sacar cualquier cosa, como el día que me dijo:«Traigo una novela erótica, bueno son tres tomos, las aventuras eróticas de una ladilla que va pasando de pubis en pubis por medio mundo. Reyes, marquesas, caballeros... no se salva ni dios». Pero lo del viernes fue peor, sacó unas tenazas y una cuchilla de capar;las tenazas para toros y otros sementales parecidos y la cuchilla para los gochos.

Les cayó bien el castigo a los lugareños por escuchar. Se puso gráfico Pepín al explicar cómo se hacía el corte en unos y otros, gochos y toros, y yo veía que en las mesas de al lado la gente se encogía sobre su propio pubis mientras escuchaba.

- ¿Qué tiene de tapa?; preguntan en la mesa de al lado.
- Ensaladilla rusa y hoy tengo rabo de toro, que siempre me lo piden, está muy bueno.
- No, no, ensaladilla, que no tengo mucho apetito.

Y Pepín sigue a lo suyo. «Toca, están afilados como para usarlos... levan por delante lo que sea».

- Oye; ¿y porqué no te presentas a la plaza de capador municipal?, sería un servicio exótico.
- Ya no salen plazas de capador. 

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