La revista Science no lo ha publicado aún, probablemente lo haga en alguno de sus próximos números, pero el hallazgo de los laboratorios de Moncloa puede mejorar notablemente la calidad de vida del 3% de la población mundial. El sujeto al que se ha aplicado con éxito el tratamiento se llama Óscar Puente y hasta ahora estaba notablemente encorbado, con cierta pose de simio, quizá fruto de su afición al rugby (¿se puede ser más de Valladolid?), pero en cuanto le dieron la cartera de ministro de Fomento, de tan estirado como camina, se le quitó por completo la escoliosis. En los pueblos tienen una expresión más soez pero muy certera para esos andares, lo del palo metido por el sagrado agujero, pero él nunca lo sabrá porque no suele visitar pueblos: dice que tenían sentido cuando la economía giraba en torno a los pequeños agricultortes, pero que ahora son un despilfarro para la administración. Los responsables de este tratamiento, que obviamente no está al alcance de todos los ciudadanos por su elevado coste, aprovechan los resultados para utilizarle también como portavoz de facto, dejando a la portavoz oficial, Pilar Alegría, abordar los asuntos más agradables, mientras que al pucelano le piden bajar al fango de las amnistías, la falta de renovación del poder judicial y las inversiones pendientes. Él responde diligente a esa solicitud de actuar como el Rottweiler de Pedro Sánchez, con la entrega pasional del niño al que le dicen que corta muy bien el jamón para que se lo tome como un juego y siga poniendo lonchas al personal. Como Gallardón, sabe que gobernar es repartir el dolor, pero en estos meses que lleva como ministro ya nos ha demostrado que unas provincias le duelen menos que otras. Tener que escucharle dando lecciones de dignidad política, dueño de la moral de occidente, haciéndose el enrollado y siendo incapaz de contener esas ínfulas de capitalino que, en realidad, le hacen tan provinciano, aspecto de tuno reenganchado, voz de delegado de la clase con la que a buen seguro (y a buen seguro que en vano) intentaría caerle bien tanto a sus profesores como sus compañeros, es sin duda una de las grandes condenas de la actual legislatura. Pero, sin embargo, como suele pasar con los grandes talentos de la arrogancia, hay algo peor, mucho peor que su insultante actitud: que tenga razón en lo que dice.
Y lo que dijo esta semana, entre otras muchas cuestiones porque la incontinencia verbal es una de sus características más definidas, es que los dirigentes de la Junta de Castilla y León son «gente sin ambición que lleva condenando a la comunidad a la despoblación y a ser un desierto demográfico, además de un geriátrico a cielo abierto». Fueron los ecos de la ceremonia de los Goya en Valladolid, que vino a demostrar que se puede ser paleto en cualquier parte, su particular forma de responder al vicepresidente de la Junta por llamar «señoritos» a la gente del cine. PP y Vox montaron en cólera contra Puente.Vox vive de agitar la rabia y al PP le cuesta claramente gestionar el papel de víctima, incluso el de ofendidito: tan pronto nos pide que saquemos nuestra ira a la calle por lejanas amnistías como que callemos ante la evidencia de que Valladolid no ha hecho más que amplificar el centralismo. Alfonso Fernández Mañueco mandó una queja formal al Gobierno diciendo que «no consentiré que se falte al respeto a los ciudadanos de esta comunidad y, en especial, a nuestros mayores que tanto han luchado por esta tierra», para demostrar que, una vez más, no se había enterado absolutamente de nada, porque el ministro no les faltaba al respecto a «nuestros mayores», sino, en todo caso, a él y a todos los dirigentes de su partido que llevan al frente de esta comunidad desde hace casi cuatro décadas.
En esas estábamos cuando, por esas casualidades poco casuales, el Instituto Nacional de Estadística hizo público uno de sus temidos informes, que en esta provincia no suelen traer nunca buenas noticias. León alcanzó el pasado 1 de enero su mínimo histórico de población: 447.185 resistentes. El informe dice también que todas las provincias de Castilla y León han conseguido ganar población salvo León yZamora, donde ni siquiera la cada vez más notable llegada de extranjeros permite maquillar las cifras, así como que el número de centenarios leoneses a 1 de enero fue también el más elevado de la serie histórica, mientras que el de bebés nunca había sido tan bajo.
Los datos han pasado una vez más inadvertidos para todos los partidos políticos sin excepción, para casi todos los medios de comunicación y para la inmensa mayoría de la sociedad leonesa, pese a que hace ahora cuatro años salía a la calle para reclamar un futuro para esta tierra ante tanta desidia y abandono por parte de las instituciones, obteniedo como resultado más engaños por parte de partidos políticos, empresarios y sindicatos, a los que se permitió agarrarse a la pancarta para demostrar, una vez más, que los malos son siempre otros. A los únicos que se ha señalado (y depurado) desde entonces ha sido a quienes convocaron aquella histórica manifestación, cuyos argumentos no sólo siguen vigentes sino que, en realidad, se han fortalecido, como demuestra el INE, aunque no lo parezca al ver la actitud de los leoneses. La ofensa, en cambio, está en las palabras de Puente, para quien la Junta pidió una «enérgica reprobación» porque, fieles a la recomendación del salvador, parece que les importan más el pensamiento y la palabra que la obra y la omisión. Justo al contrario que al contribuyente.