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Música en otoño en el Bergidum

29/09/2015
 Actualizado a 17/09/2019
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Desde bien pequeño me entusiasma la música, y sobre todo la música en directo. Admiro a los músicos y la música como un arte superior. A lo mejor es que uno hubiera deseado ser músico, pero las circunstancias, o lo que sea, me encaminó por otros derroteros. En todo caso, reconozco que la música, en su variedad, me resulta terapéutica, una forma magnífica de reconciliarse con el universo, con el mundo sangriento en que vivimos. Por fortuna, la música amansa incluso a las fieras. O eso se dice. En el Bierzo hemos estado de enhorabuena, lo estamos, sobre todo con las propuestas del Teatro Bergidum, ese templo dedicado a la cultura, dirigido por Miguel Varela, que es sin duda un excelente programador. Hoy me apetece reseñar al menos dos conciertos a los que tuve la ocasión de asistir, por un lado el recital músico-poético que nos ofreciera el maragato Carlos Huerta, bautizado como El Solito Trovador, que nos deleitó con su acordeón, tocando melodías con aire bohemio y parisino, con ese toque Yann Tiersen, que tanto nos ha emocionado, aunque también, todo hay que decirlo, con su estilo, además de recitarnos sus propios poemas y poner voz y música a algunos de los mejores poetas de este país, como es el caso del cantautor y poeta Ángel Petisme (preciosa ‘La vía láctea’), Labordeta (‘Canto a la libertad’), o bien el histórico leonés José Antonio Llamas, cuyo poema ‘No amanece’, en boca de Carlos, cobra una vida extraordinaria, sin olvidarnos del paisano de San Román de la Vega, el poeta Abel Aparicio, cuya poesía entronca con nuestras raíces más profundas y genuinas. Se imagina uno a El Solito Trovador por el barrio de Montmartre, callejeando por la capital francesa en busca de la Maga de ‘Rayuela’, recitándole versos a Cortázar a pie de tumba en el cementerio de Montparnasse.

La otra actuación fue la de los chicos de Tarna, Rodrigo y Diego, a quienes conociera hace algún tiempo, y que ahora escucho encantado en el teatro ponferradino y a quienes encuentro colosales en escena, con su buen hacer musical, con mucha fuerza y energía, con un sonido impecable, porque estos muchachos, encima de divertidos y buena gente, son unos portentos de la música tradicional leonesa. Diego canta con aplomo y tañe la guitarra con maestría y Rodrigo, además de cantar, toca varios instrumentos con destreza, desde el buzuki hasta la gaita pasando por flautas y rabel (instrumento que construye otro paisano, el músico y poeta Fran Allegre).

Nos presentaron su último y esperado disco, ‘El hombre que tenía una vaca’, en el que colaboró, entre otros, el gran Juan Carlos Mestre, que a Rodrigo le parece una pasada, habida cuenta de que siente devoción por este poeta villafranquino. En realidad, a Rodrigo, conversador nato y amante del arte, aparte de gustarte el cine de Bergman, le entusiasma el Bierzo y por supuesto la música tradicional de esta comarca leonesa, a la que él y su compañero de batallas Diego le imprimen nuevos aires, nueva vida.

Tarna, según El Solito Trovador, «representa a León, pero no al León institucional. No al León promocionado. No al León cliché ni al León que vende. No. Tarna representa al León más terrenal e intrínseco». En todo caso, Tarna nos devuelven, a modo de obsequio, nuestro legado musical y ya están haciendo conciertos por toda la geografía española. En breve actuarán en Vitoria. Larga vida a Rodrigo y a Diego y por supuesto a El Solito Trovador. Con gente así uno logra reconciliarse con el universo.
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