Algún día,
los bares de barrio
(como las gavillas y los arrullos)
desaparecerán de la ciudad.
Solo quedará un letrero triste
y un mazo de cartas.
Tal vez,
una luna sin cortinas.
El Maragato cumple cuarenta años.
Persiste junto al Centro Abelló,
fiel a su destino fabril,
como el reloj en el andén.
En las gélidas,
oscuras mañanas leonesas,
en la pereza de sus días,
sigue siendo
la única luz en la calle.

El maragato
31/05/2025
Actualizado a
31/05/2025
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