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La Leyenda del Beso

06/09/2023
 Actualizado a 06/09/2023
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Lo de los besos nunca ha sido fácil ni nada nuevo. El título lo tomé de una zarzuela, de los inicios del siglo XX. Y trata de una hermosa mujer, maldita por una bruja, según lo cual, quien la besara moriría de inmediato. Y no fue un ósculo forzado, sino de amor, el que lo mató. Pero si hay una autoridad para el besuqueo, es la tonadillera Marujita Díaz, que tipifica los diversos tipos de beso, siendo el mejor «el beso de amor… que no se lo da a cualquiera» porque «la española cuando besa…» ya se sabe. O eso creíamos.

En un plano artístico, tenemos la película de François Truffaut ‘Besos Robados’ inteligente, romántica y divertida. Los franceses siempre han ido por delante de España, aunque ya les vamos pisando los talones.
Pero la actualidad manda e impone la cortinilla del «beso de Rubiales» y sus consecuencias, aunque no creo que ésta sea la peor de sus fechorías. En su descargo, me llama la atención la complacencia inicial de esa futbolista que espera cuatro días, cuando el sabor del beso ya se ha disipado, para darse cuenta de la agresión sexual. Es de creer que en este plazo hicieran su labor las feminazis del entorno de la Montero. O que el dinero repartido desde ‘Desigualdad’ haya cosechado sus frutos. O sencillamente, porque «la donna e mobile», como canta el Rigoletto, de Verdi.

Pero Rubiales es un hombre de fútbol y cuenta con compinches, que le aúpan a un cargo donde la suciedad abunda. No vale escandalizarse ahora porque en torno al fútbol está toda la corrupción. Compra de árbitros por el catalanismo; politiqueos; quinielas amañadas; violencia desatada; racismo y linchamientos, como hace 50 años hicieron con Guruceta. Y muertes en el Manzanares.

A Rubiales se le hicieron la vista gorda cuando llevó la Supercopa a Arabia Saudí, cuya legalidad es inhumana. En la misma línea, lo de compartir el Mundial de España con Marruecos. Todo por dinero, porque en cuanto a la renta de amistad con los islamistas, las cuentas no salen nunca. Una cesión en la línea de Sánchez, por la que el Estado Español pagaría, para blanquear esos regímenes despóticos. Desde un plano informativo, la información que recibimos es trivial y escasa. Basta una sola noticia, asumida por todos los medios, para saciar a una gran mayoría cuya mente no da para más.

Gracias a este depredador, hemos olvidado a Griñán, a Tito Berni a Zelensky y al descuartizador (entre otros). La inflación galopante; la ruina, nada casual, del campo y los autónomos. Los derribos de pantanos y térmicas. El paro. Las tenebrosas vacaciones de Sánchez o el futuro de España en manos de separatistas y terroristas. En cuanto esto pase –como lo de Amaral no funcionó– habrá que inventar otros rufianes,  que remuevan los cimientos del Estado.

Pero de momento, sigamos hablando del beso de Rubiales.

 

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