El fin de semana pasado acudí al Faedo de Ciñera. Se trata de un paraje natural al que se puede acceder sin dificultad gracias a la inversión pública. Se habilitaron senderos de madera en zonas irregulares, escalones de piedra, se restauró un puentecillo, se habilitó una zona como merendero, se añadieron barandillas y pasamanos, y se colocó un tramo suspendido sobre un riachuelo en la zona más complicada. El resultado es significativo: el Faedo se ha convertido en un centro de atracción de visitantes que permite que los más pequeños, los más mayores y los más limitados en su movilidad accedan a un espacio natural de gran belleza. El impacto sobre Ciñera se aprecia especialmente en la plaza, llena de visitantes que consumen en locales hosteleros que de otra manera no podrían subsistir. La experiencia del Faedo es un ejemplo de éxito en el esfuerzo de las administraciones públicas. Muestra cómo con recursos propios de una zona y una inversión asumible se pueden construir puntos de referencia que lleven riqueza a las áreas rurales y den satisfacción a los ciudadanos de todas las edades.
Las características que han cimentado el éxito del Faedo son la cercanía a una carretera en buen estado, la accesibilidad fácil desde un pueblo, la brevedad de la excursión, el buen criterio estético en la habilitación y la cercanía a una zona poblada; todo ello sobre la base de llevar al turista con escaso esfuerzo hasta una zona con cierta singularidad. En la provincia de León se podría crear un ramillete de puntos de este tipo, siguiendo el modelo del Faedo, para llevar actividad económica al mundo rural y poner en valor nuestro territorio para todos los ciudadanos.
Me vienen a la cabeza varios enclaves que admitirían un tratamiento similar, distribuidos por toda la provincia, como el desfiladero de Los Calderones, en Piedrasechas. Otro espacio a considerar sería el hayedo de Orzonaga, en la vega del Torío. En el Porma reconozcoel mirador de La Camperona, que permite excursiones hasta el alto desde los alrededores, si se desea aumentar la dificultad. Un clásico, que necesitaría una cierta preparación en la subida y un camino de descenso al río es la ermita de San Froilán, en Valdorria. Por cambiar de zona, podríamos hablar de Congosto y la zona de su mirador, impracticable cuando te alejas del templo, o del alto del Morredero, que también permite un paseo con hermosas perspectivas. Son multitud los espacios susceptibles de adaptación. Todo se reduce a copiar el modelo de éxito que ha establecido el Faedo de Ciñera.

León y la naturaleza accesible
29/10/2015
Actualizado a
13/09/2019
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