La Encuesta de Población Activa del INE permite revisar la evolución del mercado laboral, con las cautelas debidas, pues se trata de una encuesta: tiene un margen de error superior al de cotizantes de la Seguridad Social.
En septiembre, la Seguridad Social contabilizaba unos 170.000 cotizantes en León. Por su parte, la Encuesta del tercer trimestre apunta 176.000, lo que significaría que hay unas 6.000 personas trabajando en ‘B’, la economía sumergida, que es la diferencia entre el cotizante y el que declara trabajar, cotice o no.
6.000 es la cifra más baja entre ambas series. Baste decir como muestra que en 2020 era justo el doble: 12.000 trabajadores en negro. Es una reducción general en España, pero que en León es más marcada. Parece originada por la legislación laboral, que promueve el contrato fijo, y a la subida del salario mínimo, que desincentiva el trapicheo.
Nuestras tablas se remontan a 1981, lo que describe la perspectiva de la evolución de León en el periodo autonómico. Entre 1981 y 1990 León era la quinta provincia por la cola. De 1990 a 2000, en pleno despliegue de las competencias autonómicas, León descendía a la segunda peor evolución de España, solo por delante de Orense. Entre 2000 y 2010 pareció asomar un repunte, con la etapa de Zapatero en la Moncloa: León alcanzaba el undécimo puesto por la cola, o el cuadragésimo del país, si lo prefieren (no contabilizo Ceuta ni Melilla). Pura coyuntura, pues entre 2010 y 2020 León descendió al sexto por la cola. Se remata el itinerario entre 2020 y 2025: León baja aún más, hasta el cuarto por la cola.
Podemos decir, al contrario de lo que aventuran algunos políticos, que la demolición económica de León es estructural, ligada al proceso autonómico con Castilla, y no coyuntural, como proclama cierto socialismo, como el del despistado soriano. O cambia la estructura autonómica, creando la autonomía leonesa, o el problema leonés seguirá creciendo.
En el conjunto: el periodo 1981-2025, León es la antepenúltima provincia del país por la evolución de su población activa ocupada. El problema irradia a la penúltima y a la última: Orense y Lugo, ambas en esa demolición económica, ante la imposibilidad de crear corredores económicos entre León y la costa atlántica. Si León perdió un 6.5 % de ocupados, frente a la ganancia de un 10 % de Zamora, un 16 % de Asturias o un 63,5 % de Soria, Lugo perdió el 20,5 % de los ocupados y Orense el 35,5 %.
El problema de la autonomía de León, siendo un conflicto que afecta a los intereses generales del Estado, tiene un epicentro, que es la provincia de León, pero también las dos provincias gallegas sin alternativa.