Nunca he sido rebelde. Y menos aún si estoy tan sumamente atareado en el paraíso redipollejo con los paseos, el vino, el mus y los ratos a la sombra. Pero resulta que hay quienes no aprecian las batallitas estivales de los pueblos, porque tienen la sensación de que sirven como cortina de humo para dejar aparcados los problemas de esta nuestra tierra.
Creo que es necesario hacerlo, aunque sólo sea para experimentar momentáneamente una realidad utópica en la que me gustaría vivir a perpetuidad. En todo caso, para que se quede usted tranquilo y como si de un cuadernillo de vacaciones infantil se tratase, vamos a hacer un repaso, no sea que llegue septiembre y nos pille el toro.
León es una tierra que de alguna forma vive una especie de ensoñación eterna de la que no quiere o no puede despertarse. León es una tierra en la que se hacen películas de ciencia ficción para no rodar ‘No es provincia para jóvenes’ o ‘La maleta’. León es una tierra en la que creemos que somos la cuna de todo sin serlo de casi nada, salvo de la democracia, pero eso no es relevante, no está de moda. León es una tierra en la que tratamos muy bien a los forasteros al mismo tiempo que pisamos el callo del vecino, no sea que nos quite de vender un corto o nos desplace a un lateral de la fotografía. León es una tierra en la que muchas veces pagan justos por pecadores, pero la realidad es que no faltanpolíticos y funcionarios que no tienen vocación de servicio público, sino de servirse de lo público. León es una tierra en la que preferimos tener los ojos cerrados salvo que sea para mirarnos el ombligo. León es una tierra en la que pensamos que los turistas van a curar todos nuestros males pero, como ocurre en el paraíso redipollejo, al llegar el invierno siempre es de noche en casa del pobre.

León es una tierra...
17/08/2017
Actualizado a
12/09/2019
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