La táctica del servil ser vil

02/08/2016
 Actualizado a 15/09/2019
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Marquemos la estrategia- se escucha desde lo alto. En frente, los hombres de gris se ajustan los gemelos en un gesto parejo y aprendido. El baile unísono continúa con un toque suave a dos dedos al nudo de la corbata y un click de bolígrafo que le dice al cabeza de lista que el escuadrón está listo para seguir la doctrina. En su libreta de color brillante con siglas tatuadas escriben el mensaje: humildad aparente, político servil, sutil amabilidad y gesto de bien común. El menú está completo para el éxito. Prosigue: somos uno, sin fisuras ni media duda, no hay atajos. Sigue al líder, subraya la formación y mira al frente. El político padre ha inaugurado el mayor espectáculo del mundo. Sobre la mesa, el escuadrónacepta el arco iris y lanza el mejor de los mensajes «va por ti, querido amigo votante». Con él revienta los colores aledaños y llega al blanco agitándolos con fuerza. En ese no color está la clave del éxito. Ahí es donde el votante se amortigua, escapa de las siglas y enmudece.Es lo que busca el político servil, en esa táctica de ser vil frente a quien ha dejado de respetar, a ese creyente adoctrinado que toma como buena esa realidad con cinta roja y envoltorio presuntuoso. Ahí está nuestro presente político, en la búsqueda del líder del anhelado punto de fuga que le mantiene lejos delas manchas judiciales y de los incómodos destapes de mantas putrefactas. El patio político sigue el dictado del líder al dedillo, buscando ese enmudecer de colores. Viaja al blanco sacando brillo a su libreta, sin darse cuenta que, mientras mira al ombligo de su mejor opción, la calle ha despertado a otra verdad, la del espejo que le dice que no le sienta mal ese vestido de desgobierno. Dos puntadas más para recoger el bajo y esto está de revista, donde ser vil, ya deja de ocupar la portada.
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