Como siempre es mucho más lo que uno ignora que lo que sabe a mi me gusta cambiar impresiones dentro de las charlas que habitualmente mantengo con los amigos y vecinos del barrio que, como parroquianos de iglesia, nos encontramos para tomar ese café mañanero que nos sabe a gloria y donde con la mejor intención, o no, ponemos en su sitio, fundamentalmente, a los políticos de turno, de uno u otro signo, mientras saboreamos el mencionado café que Manolo nos sirve y nos ponemos al día leyendo los periódicos de la actualidad acompañados de una mirada que, de vez en cuando echamos al familiar televisor, para confrontarlas con lo que la TV está emitiendo en los diferentes canales, cuyas noticias nos sirven de calentamiento para lo que creemos que a ser el resto de la jornada.
Solemos ser casi los mismos que cada día, a excepción de sábados y domingos, que sirven de asueto o descanso de la actividad laboral al mencionado propietario. Nos encontramos y hacemos amigos en la gran escuela que son, sin ninguna duda, los bares, en sus diferentes maneras. Como se dice vulgarmente «en román paladino», o sea de una forma clara para que nos entendamos todos sin demasiadas complicaciones ni adornos. En cualquier caso siempre, como en todo, hay gente que sabe más que otros de determinadas materias, aunque no presuma de ello aplicando con humildad aquello de que a todo hay quien gane.
Normalmente ese tipo de personas suelen tener un gran sentido del humor. En León convivimos personas de varios sitios de la geografía española, y de distintas ideologías, cuyos conocimientos son contrastados con otros. En relación lo anterior no paso por alto lo que Paco Álvarez Baldor, veterinario y hombre con grandes inquietudes sociales, introdujo en la conservación que manteníamos la siguiente expresión: «La pación por la barriga», lo cual me sorprendió por ser la primera vez que la escuchaba, no queriendo quedarme con la duda de lo que, con posterioridad, Paco me aclaró desentrañando el sentido de la mencionada expresión: «se dice a la persona o personas que se vuelven soberbias ó engreídas por que la vida ha ido bien o los negocios muchas veces sin merecimiento alguno». Me despido por hoy, aunque espero que pronto nos veamos, a lo mejor hoy mismo, y conversemos, que siempre es un placer hablar contigo.