Imagen Juan María García Campal

‘La donna è mobile’

26/06/2019
 Actualizado a 14/09/2019
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Conste: el título es provocación. No soy ni estoy melodramático, ni creo preciso aclarar que tengo al hombre por tan mudable como la mujer. Es humorística incitación a la interpretación de la realidad, pues la ‘donna mobile’ a la que me refiero es doña suerte. Sí, ya sé, también podría haber provocado en masculino –‘l’uomo è mobile’– refiriéndome a don azar. Pero esto creo que es, por propia e intransferible experiencia, aún más obvio y por ello menos incitador.

Así, no pretendo escribir de cuestiones personales que requerirían una mínima privacidad y, en mi caso, una confiada y ‘gintonificada’ sesión de charla y escucha.

No, quiero comentar con humor la voluble suerte (favorable o no, decida cada cual la que estime), el inestable azar (propicio o no, ídem de ídem) político o gubernativo de vario territorio conque vienen neurotizando la cotidiana realidad los miembros de esa organización partidista que ha expropiado o, cuando menos, raptado en parte tan genérico (y republicano, con perdón) término, al hacerse llamar Ciudadanos (en realidad es Ciudadanos –Partido de la Ciudadanía –ignoro si con vocación de partido único o de toda ella o tan solo de una parte variable y voluntaria de la misma–) y que, por personal aprecio a su historia (la del vocablo ‘ciudadano’), he dado en llamar ‘riveristas’ por mor de su inquieto, por no decir acelerado, líder, el ‘adolescente caprichoso’ (cofundador Francesc de Carreras dixit) Albert Rivera; líder del que ya se chistea que de ser Ribera, hoy sería tinto y mañana blanco; y que, de así seguir, acabaré teniendo por deshojadores (¿sí regenero?, ¿no rehabilito?), pues a más de otra formación política tienen en un «sí me quiere; no me quiere» que tan sólo –e irónicamente (que todo lo hay que explicar)– haría resistible un total desinterés personal y un cabal sacrificio partidista por la mejora vital de las gentes de la patria. ¿Se imaginan una relación afectivo sexual así? ¡Qué loa al onanismo! ¡Qué sinvivir!

Menos mal que, como no dijo Einstein, todo es relativo y peor podría ser. Supongamos que, por suerte pésima o azar nefasto, los otrora partidarios de que gobernase la lista más votada también necesitasen, para su digo Diego en esta comunidad, del procurador del partido con nombre de diccionarios y exigiese, ¡por España!, una consejería. ¿Se imaginan al preclaro lince, Jesús García-Conde, con mando en plaza? Yo me cristianizaría otra vez, más que nada, por amortizar el aguante de tal cruz.

¡Salud! Y buena semana hagamos y tengamos.
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