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Jugaban con el engaño y la ilusión de vivir

29/04/2025
 Actualizado a 29/04/2025
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«No sabemos lo que es la salud hasta que la perdemos». Esto es algo que, cuando nos comunican que un amigo o amiga está aquejada de una grave enfermedad, exclamamos. Me refiero a esto después de ver por estas pantallas ‘milagrosas’ (es un decir) que encuentran soluciones para cualquier mal por el que se está pasando, siempre, como es lógico, por un módico precio. Ante tal situación se empeña uno, hasta de lo que no se tiene, con tal de vencer al mortal cáncer.

Leo en medios de prensa, en este caso Tele Madrid de fecha 05/03/2022, que en España fallecían 1500 personas por intentar superar el cáncer sin pisar un hospital a base de supuestos remedios naturales que presuntos terapeutas intentan vender a personas enfermas de cáncer por altas sumas de dinero.

Recuerdo cuando era niño y veía venir a gente de los pueblos de mis padres una vez diagnosticados de una enfermedad grave, cuando no incurable, por el médico de familia que, con los medios con los que contaba, les remitía al hospital en León para un mejor tratamiento, se puede decir que aquellos médicos de familia eran médicos para todo y muy respetados en los ayuntamientos en los que prestaban sus servicios viviendo de las ‘avenencias’ que tenían concertadas con los vecinos. A lo que me quiero referir era a la irrupción de los llamados brujos, que en fechas determinadas tenían concertadas visitas en lugares previamente asignados y solo conocidos por los pacientes que iban a la consulta. Hay una máxima que se aplica a aquello que no tiene remedio diagnosticado por un médico titulado, autorizado para ejercer la profesión y me refiero a que cuando están agotadas todas las consultas, y no hay remedio aplicable al caso en cuestión, cualquier consejo es admitido. A pesar de mis pocos años ponía mucha atención al escuchar a los mencionados enfermos decir que venían a ver al Brujo, y que yo me le imaginaba con plumas como los indios americanos dando vueltas alrededor de una hoguera. Otra cosa que me llamaba la atención era cuando, además de pasar consulta con el enfermo personalmente, también era conocedor de la enfermedad y remedios de otro u otra y que, debido al mal que le aquejaba, no se podía presentar en persona al lugar señalado por el contacto que en cada provincia o lugar tenían. Pero la cosa se remediaba con la presencia de una foto o unos pelos de la cabeza del enfermo, con una medicación a base de productos naturales, la cual solo era vendida por el brujo y a unos precio altos.

La conclusión que se puede sacar es que cualquier medio es valido para sonsacar dinero a quien no ve otra alternativa, una vez descartada la medicina convencional, que probar con otra gente, carente de conocimientos médicos, recomendada por algún conocido que haya pasado por él porque, como dice el refrán, la esperanza es lo último que se pierde, o de perdidos al río. Hoy ese tipo de conductas, que yo sepa, no se dan porque los conocimientos y la medicina han evolucionado y la seguridad social española es envidiada por muchos países de nuestro entorno y, además, los brujos o brujas, hoy no van en escoba, aunque sigan barriendo para adentro.

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