Maximino Cañón 2

Inteligencia artificial

21/11/2023
 Actualizado a 21/11/2023
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Los que tenemos una cierta edad la cual, sin lugar a dudas, viene acompañada de unos cuantos años y con ellos acontecimientos de los que llenan nuestra memoria, no dejamos de comparar cosas de las que vivimos al ver lo que la actualidad nos depara.

Siempre me viene el recuerdo de la letra de la archiconocida (para los de generaciones pretéritas) ‘La Verbena de la paloma’, zarzuela con música de Tomás Bretón y libreto De Ricardo de la Vega, de 1894, en la que la vista de los adelantos que en aquellos años se producían, extrañaban al personal.

Los que nacimos sobre la mitad del siglo pasado pudimos ser testigos de adelantos que incluso cuando éramos pequeños no nos imaginábamos que se iban a concebir. Bastante teníamos con el cine, como nuestro invento, con mucho, más querido y admirado. ¿Cómo era posible que desde un asiento o una butaca en un local a oscuras pudiéramos ver países, aventuras y todo lo inimaginable proyectado en una pantalla?

Recuerdo un día en las fiestas de San Juan, acompañado del desaparecido y gran amigo Albino, cuando paseando por el recinto ferial oímos una canción interpretada por Lolita Garrido, de los autores Fergo y Menéndez, que se empezaba a escuchar por entonces en las emisoras de radio y que el estribillo decía así: «La televisión pronto llegará, yo te cantaré y tu me, verás», mientras se anunciaba el comienzo de una muestra de la citada televisión, la cual no había llegado a nuestra ciudad y se encontraba en mantillas en España. Esto suscitó nuestra curiosidad, mientras comentábamos como sería posible que a través de unos simples cables se pudieran ver personas y todo lo demás que se ofrecía, por un precio asequible.

La anunciada sesión consistió en, una vez dentro del lugar cerrado en que se encontraba, después de una breve explicación técnica dada por el propietario de la atracción, nos enseñó, con un proyector, todo lo que fuera se encontraba así como las personas que paseaban por el entorno lo cual constituía algo nuevo para nosotros.

A los pocos años se empezaron a ver televisiones en nuestra ciudad, sobre todo en los bares, si bien con una mala definición de los programas que se echaban, viéndose hasta los anuncios con la boca abierta. La boda de Balduino y Fabiola televisada hizo que muchas casas que fueron de las primeras en contar con unos aparatos de televisión, se convirtieran en salas de proyección al contar con la asistencia de los vecinos que no tenían tele.

Lo que vino hasta nuestros días, de todos es conocido e impensable en aquellos años en los la inteligencia era natural no «artificial como ahora», la cual nos amenaza con ser una maquina con las mismas capacidades los seres humanos, en cuanto a razonamiento y capacidad de crear. Para echarse a temblar.

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