Recuerdo que cuando estudiaba la carrera con toda mi pasión juvenil al alza, la curiosidad por las nubes y esta vocación intacta, una profesora de cuyo nombre no quiero acordarme nos alertó a los postadolescentes que estábamos allí sentados, en los vallisoletanos pupitres de la universidad del Pisuerga, del fenómeno de la ‘infoxicación’. Qué tontería, pensamos muchos aquel día. Qué ilusos. Unos años después, con varias patadas ya arremetidas contra el código deontológico por diferentes cuestiones que no vienen al caso y con las primeras canas ya asomando por encima de las orejas de aquel que aun así sigue queriendo escuchar, me sorprendo a mí mismo sintiéndome tremendamente ‘infoxicado’. Entre el boicot a Azucarera al ir al supermercado y mis crecientes dudas sobre por dónde irán las procesiones de la próxima Semana Santa –cuando estará toda la calle Ancha y su entorno levantado para que por fin no nos dejen calados los baldosines sueltos–, me contagio del lema de que no cabe un tonto más en esta provincia, como diría el jefe Alfonso, al mismo tiempo que me ahogan las letras que un día quise juntar aunque hoy no me creo ya ni palabra.
Que dice ahora el presidente Mañueco, en precampaña electoral, que los autobuses autonómicos serán gratuitos, lo cual será claramente una perfecta solución para los vecinos del municipio de Villaquilambre que tienen que esperar una hora para bajar a León –o más, si el retraso frecuente que maneja la línea de Santo Domingo–Navatejera le lleva al conductor a decidir saltarse un viaje–. Más servicio de calidad y menos populismo, le responderíamos los zardinos al señor presidente. Pero es que es todavía más firme la cara de cemento del ministro Óscar Puente al decir que esta comunidad fallida tiene el peor sistema de transporte de España. Toma ya. Ni se sonroja el responsable de que los usuarios de Feve se sigan quedando en la Asunción cuando quieren llegar a León.
La ‘infoxicación’ llega muchas veces por el cabreo, ese que se genera al ver que la presidenta del PP de esta tierra venga a León solo para criticar a Sánchez o que políticos y sindicatos se peleen por ver el grado de firmeza que muestran en su rechazo a que las empresas lleguen, hagan dinero y nos dejen con la remolacha al aire. ‘Infoxicados’ estamos muchos, hartos de ver cómo se ríen en nuestra cara los de Valladolid, los de Madrid y viceversa, mientras luchamos por entendernos con el maldito Discover porque los sucesos es lo único que le interesa a buena parte de la gente. Pero ya no les juzgo, porque empiezo a pensar que leer que alguien se ha dado una hostia en la ruta de Calleja es mucho más interesante que escuchar un despropósito tras otro. Aunque yo cada vez me decanto más por el pan y circo de toda la vida que es el deporte. Por esa Cultural que al final sí que fue ilusionante o por un Roland Garros que veré hasta que me ‘infoxique’ de reveses.