Según la credulidad, cruzarse con gato negro, martes y 13, romper un espejo, búhos y lechuzas son solo supersticiones o símbolos oscuros que en ocasiones alumbran nuestras vidas antes de apagarse del todo.
La escritora Gloria Fuertes, especialista en literatura infantil, persona de gran humanidad y sentido del humor, vivió la guerra civil en Madrid y murió soltera porque los rojos y los azules le mataron todos los novios que la pobre fue conquistando no sin dificultad, pues en lo físico no era tan agraciada como en lo poético y espiritual. Y teniendo la posibilidad de tantos ligues, en tiempo de guerra no pudo disfrutar de ninguno en tiempo de paz. El periodista Pedro Montoliú le preguntó en una entrevista qué salvaría si hubiese un incendio en el museo del Prado, y Gloria Fuertes respondió, sin titubear y con rotundidad: el ordenanza.
Según cuenta el gran escritor austriaco Stefan Zweig en sus memorias ‘El mundo de ayer’. A principios del siglo veinte, no habiendo cumplido aún los treinta años, escribió un drama en verso titulado ‘Tersites’, o el ‘Vencido por el destino’, premonitorio del propio sino del autor. Con gran sorpresa, el director del Teatro Real de Berlín le propuso la representación y que el papel de Aquiles lo interpretara el célebre actor alemán Adalberto Matkowsky, acompañado del austriaco José Kainz, los dos más grandes exponentes de la escena teatral alemana por aquel tiempo. La representación inminente hubo de aplazarse por indisposición del actor, quien ocho días después fallecería. Kainz relevaría al difunto en el papel principal. Pero, ¡oh desgracia!, días antes de la representación tuvo que ser ingresado en el sanatorio. Fue sometido a una operación. Tenía cáncer. Pocos días después Stefan Zweig depositaba una corona de flores sobre el féretro. El hecho de que los dos más grandes actores de Alemania y Austria hubieran fallecido mientras recitaban sus versos, tornó a Zweig supersticioso. El recuerdo de Matkowsky y de Kainz hizo que a una tercera proposición para recitar sus versos, a cargo de Alejandro Moissi, Zweig diese una evasiva cualquiera, sin revelar el motivo verdadero. Tiempo después, Moissi fue a visitar a Zweig a Zurich para proponerle la traducción de la obra de Pirandello ‘Non si sa mai’, de la que el propio Moissi sería el intérprete principal. Zweig aceptó no sin alguna reticencia, conmocionado aún por los dos fallecimientos. Cuando iban a comenzar los ensayos de la obra, una gripe de Moissi lo impidió. Zweig fue a visitarlo al Grand Hotel, pero no le fue permitido verlo, pues Moissi, aquejado de fiebre muy alta, había entrado en delirio. Dos días después Zweig asistía conmovido a un tercer entierro, en vez de concurrir a un ensayo.
Sabido es que durante la dictadura franquista los espectáculos cinematográficos o teatrales en Semana Santa mudaban hacia toda aquello que solo tuviese que ver con la pasión de Cristo. Tuvo lugar entonces en el teatro Liceo de Salamanca durante la representación de los hechos de la pasión por una compañía de teatro. El local estaba lleno a rebosar en palcos, plateas, butaca de patio y ‘paraíso’ (o piso superior, el de localidades más baratas, que luego mudaría por el nombre más prosaico de ‘general’, o el todavía más vulgar de ‘gallinero’). En un momento de la representación, cuando Cristo crucificado se dirige a Dimas, el buen ladrón, con aquello de: «En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lucas, 23-43), se oyó una voz desde el gallinero, en medio de un silencio sepulcral: – Pues aquí ya no cabe ni Dios.

In artículo mortis
04/09/2022
Actualizado a
04/09/2022
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