La guerra no frena si la llamas paz

Alguien se atrevió a decir que a la guerra había que llamarla paz en clave de salud berciana.  Lo peor es que sabía de lo que hablaba y marcaba la esperanza de un mañana sin conflicto, encomendada a su batuta. Lo justificaba en que, si se vende un conflicto duro a los soldados, estos dejan a otros que pasen al frente y vacían la defensa. Mi abuelo decía que engañaban a los italianos para que se pusieran en primera línea en la contienda civil, y así, mientras el enemigo recargaba armas, tras eliminar a esa delantera, la segunda tenía una ventana de la que echar mano. Ahora, en esta ‘guerra y paz’ sanitaria que una novatada vende, la primera línea de fuego está más que quemada ya. Es la de los especialistas que dicen adiós en Ponferrada. Cardiólogos, adiós. Anestesistas, adiós. Internistas, adiós. Oncólogos –ni están para poderlos despedir-. De cuatro hay cero, pero la Junta promete seis, al tiempo que dice que no hay de dónde sacarlos. «Se busca», escriben en las paredes «se recompensará con 6.000 euros más al año, vivienda y gastos». Y aún así, cero…pero llegaremos a seis, ja. Los de la sala de espera colocan otros textos en las mismas paredes, pero no por hacer de la paz guerra: «Mañana a tu abuelo le diagnosticarán un cáncer y no tendrá oncólogos. Mañana tu hijo se va a suicidar porque no tuvo psiquiatra». Hay un error en sus textos, el temporal. Es hoy cuando esa advertencia se hace valer, en medio de lo que unos entienden como paz. Y no, qué va, no es una guerra, es una indignidad supina que experimentan los puños al sangrar, las lenguas al morderse y las lágrimas al deshacerse en llanto. No quiero hablar de otra cosa hasta que mi abuelo tenga oncólogos y libremos al hijo de alguien del suicido. No hay paz cuando se augura un desmantelamiento sanitario que se huele en los pasillos de un hospital en aparente mudanza perpetua. El conflicto ha hecho que se pida la paz, y blanquear una imagen sin cal para hacerlo sobre un lienzo negro. Señores gestores ¿saben lo que es negro?, el luto de los familiares que llamaron al 112 y no tuvieron ambulancia. El de los que tenían un tratamiento de quimio y se les dio un vuelva usted mañana. Apuesto que la paz es un estado natural cuando todo marcha bien, pero con lo que nos están tocando la sanidad, poca guerra les estamos dando.