27/11/2015
 Actualizado a 07/09/2019
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Conozco un tumba donde las flores se marchitan, donde las frescas ofrendas florales no tardan en ennegrecer. Desde hace 40 años un extraño fenómeno hace que sobre esa tumba las flores sean negras. Habría que recordar que el que recibe estas flores es Francisco Franco Bahamonde, dictador que impulsó el golpe de Estado de julio de 1936 contra el gobierno democrático de la Segunda República, cuyo fracaso desembocó en la Guerra Civil Española. Durante su mandato al frente del Ejército y de la jefatura del Estado tuvieron lugar múltiples violaciones de los derechos humanos, según señalan numerosas investigaciones históricas. Cientos de miles de personas, que perecieron en su mayoría en campos de concentración, ejecuciones extrajudiciales o en prisión.

Cuarenta años después de su muerte quizá sea la distancia suficiente para conocer toda la verdad, hacer justicia y reparar a los hijos y nietos de aquella barbarie. Después de cuarenta años, ¡dos generaciones!, se puede ya acabar con el argumento de que la verdad abriría el «conflicto entre dos Españas» y que el «borrón y cuenta nueva» es la única salida. Sin esta verdad, la bases de nuestra ‘democracia’ siempre serán muy débiles.

El 22 de julio de 2014, el Relator Especial de la Naciones Unidas (ONU), Pablo Greiff, presentó el ‘Informe sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición’. Los resultados de este informe de la ONU no han transcendido demasiado en nuestro país pero son rotundos y concluyentes: «No se estableció nunca una política de Estado en materia de verdad, no existe información oficial, ni mecanismos de esclarecimiento de la verdad». Ni siquiera existen registros oficiales sobre lo que encierran las 2.382 fosas que contendrían más de 45.000 represaliados. El modelo vigente de «privatización» de las exhumaciones, que delega esa responsabilidad a las víctimas y asociaciones, alimenta la indiferencia de las instituciones estatales...». Además, De Greiff critica duramente las «interpretaciones restrictivas de la Ley de Amnistía» que «no sólo niegan el acceso a la justicia sino que también impiden cualquier tipo de investigación».

Las negras flores que cada año se depositan en el ‘El Valle de los Caídos’, construido con el trabajo forzoso de miles de presos políticos bajo condiciones inhumanas, nos recuerdan que es cada vez más urgente y necesario aclarar toda la verdad y finalmente hacer justicia. Las negras flores del ‘El Valle de los Caídos’ nos recuerdan que recuperar la memoria histórica es la única garantía de que esta barbarie no se vuelva a repetir.
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