Acabó la Feria del Libro de León la semana pasada todo a lo largo de Ordoño II y ha empezado esta la Feria del Libro de Madrid toda atravesada en el Parque del Retiro, hermanas pequeña y grande cuasiconsecutivas, con conexiones editoriales pero particularidades y momentazos propios, los que han sido y los que se avecinan.
Aquí en casa, la de casa con el motivo “Entre libros y fogones” ha sido bendecida por la participación de Masticadores León, la celebración de los “poetry slam” y Rosa Montero clamando contra la carencia de taxis operativos, aquí, donde se suponía que no había distancias. Aunque la guinda, extemporánea pero perfecta para la temática escogida, la puso la visita al Espacio San Feliz de Ignacio Peyró, autor del glotoncillo “Comimos y bebimos” y de quien uno aprendió lo que es un buen jarrete (repetir tres veces para que a uno se le llene la boca completamente). El actual director del Instituto Cervantes en Roma venía a hablar de su libro sobre Julio Iglesias, pero mucho me temo que si por algo nos morimos todos sus ocasionales lectores es por conocer los discursos rechazados y no pronunciados del precedente Jefe de Gobierno, a quien se los redactaba a sueldo.
Allá en casa de todos, la de todos con el motivo “Nueva York ilumina la feria”, fue inaugurada el jueves por la prescriptora de literatura en español probablemente más relevante de cuantas existentes, Reina Letizia, para luego tener que cerrar a las cuatro de la tarde por amenaza de fuertes vientes. Comienzo tembloroso para un evento que durará tanto que lo neutralizará y que permitirá a quien consulte adecuadamente su programación en una web por primera vez ágil y amistosa que le firmen Ray Loriga una edición naranja de “Caídos del cielo” chulísima por el 60 aniversario de Alfaguara, María Agúndez la obsesiva y punzante “Casas limpias” y Fernando Savater lo que le echen, quizá una de bolsillo de “Ética para Amador” que no hayan leído todavía (emoji de guiño).
¡Qué hambre de lectura ininterrumpida que dan estas ferias!