¡Enderecen sus existencias!

Nos esperan días en casa, así que volquémonos en esas cositas para las que no hemos tenido tiempo últimamente. Casa, ropa, cuerpo, aspecto y también alma, sin descuidar obligaciones y manteniendo la atención sobre otros puntos calientes del globo, que los hay a pares: más allá de los Urales y el Himalaya, en el Caribe y al sur del Sáhara.

Limpiemos los gotones de grasa de la puerta del horno y el polvo de la veneciana del estudio, evitémosles celebrar un aniversario más. Fabriquemos algo chulo que colgar en la pared del salón, que tanta réplica de Van Gogh y lienzo de Ikea nos despersonaliza el hogar. Si no se cuenta con material se puede empezar pintarrajeando encima de los cuadros mencionados. Almodóvar lo hizo sobre unas fotos de flores y ha tenido un éxito tremendo.

Recuperemos el blanco de las camisetas y las enaguas a base de lavadoras a setenta grados y arreglemos los bajos de los pantalones. Es tan alto el número de personas que llevan el ancho y el largo incorrectos, que estimo que a la vuelta de esta situación (por haber tenido tiempo de sobra para la reparación) quien siga llevándolos de manera desproporcionada será multado por todo agente de la autoridad que lo observe.

Hagamos estiramientos. Empezando por el cuello (las orejas déjenselas en paz no vayan a acabar como el elefantito entrañable) y siguiendo todo hacia abajo hasta los dedos de los pies. Aprovechemos para arrancar ese pelajo que nos sale de la nariz con la impertinencia de un alambre de colchón viejo y la extensión de una jabalina. Los puntos negros esos que acabamos de observar en la punta del naso también fuera, no seamos rácanos.

Y leamos, coño, leamos. Ni el Pronto ni el Marca, sino ese librazo que seguro se halla en los salones de todos. 1000 páginas: 2000 minutos largos de lectura. Con dos horas y pico al día durante quince días habremos leído la mayor obra maestra de la literatura universal escrita en español.

¡Cuánto trabajo para enderezar nuestras existencias!, dirán ustedes. Yo ya hice los deberes y les puedo asegurar que no es tanto. El problema es, ¿qué hago ahora?

P.D. El miércoles hizo dieciséis años que Madrid sufrió el mayor atentado terrorista de la historia de España. Dedíquenle por favor un pensamiento a las víctimas de aquella salvajada. También a todos los que ayudaron en momentos tan difíciles. Ni perdonar, ni olvidar.