Creo que ya es hora de hablar sobre el estado en que se encuentra el que fue el buque insignia por donde pasaron los mejores artistas y compañías de teatro y revista del momento, mucho antes de la aparición de la TV.
El ‘Emperador’, junto con el ‘Condado’, fueron los cines más atractivos del momento. Aunque su condición de teatro, con una, lámpara araña grande como elemento de iluminación, en este caso eléctrica, que estaba colgada del techo con varios brazos en los que se fijaban las luces (anteriormente eran las velas las que se encargaban de la iluminación) y que, con la llegada de la electricidad, las proyecciones semanales de los estrenos que los leoneses esperábamos ávidos, alternaban con las esperadas compañías de variedades integradas por los artistas famosos y por las vedettes que llenaban los carteles anunciadores en las fiestas y ferias en nuestra ciudad enseñando más carne en el escenario de la que normalmente se podía ver en otros lugares acosados por la censura de aquellos años.
El motivo de hacer esta emotiva referencia al que fue nuestro templo de entretenimiento y diversión, con unas 1.200 butacas, entre unas tapizadas y otras enriqueciendo los laterales con unos palcos de difícil visión a la hora de presenciar la película sin dificultad, es debido a que días atrás al pasar por su cercanía pude ver el grado de deterioro y suciedad que mostraba la entrada principal.
A los que por edad no han podido conocer el ‘Emperador’ no viene mal que de vez en cuando se haga referencia al mismo. La empresa Elde (Empresa Leonesa de Espectáculos) era la propietaria de casi todos los cines, que pasarían de 10 y, como he mencionado, con una media de algo más de 1.000 localidades cada uno. Con unas escalinatas centrales y con alfombras de tela, dignas de cualquier entrada palaciega, daban acceso a los estupendos ambigús y que el descanso que, por aquél entonces tenía lugar a mitad de la película inundando de humo los lugares cercanos a los citados ambigús. A lo que trato de referirme es a como se encuentra nuestro añorado teatro-cine, abocado al abandono total si alguien no lo remedia, aunque me consta que en ello está nuestro alcalde, Jose Antonio Diez, al que desde aquí le pido que no ceje en el empeño.
Un teatro es un teatro, y un auditorio, con los buenos técnicos y medios que en el mismo existen, es para lo que es, y no para ofrecer todo tipo de actividades, como consecuencia de carecer de otro lugar más apropiado.
Termino diciendo que siempre que por allí paso me vienen a la memoria aquellas carteleras anunciando los próximos estrenos que con una maestría de buen artista ofrecía el conocido y querido Velasco, enamorado cartelista de los éxitos del momento, plasmados en el frontal de su querido Teatro Emperador. Mi recuerdo a Juan Velasco por los ratos que pasamos hablando de cine, en toda su amplitud.