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El profesor me tiene manía

18/06/2017
 Actualizado a 07/09/2019
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Al conocido miedo a compararse con los alumnos de otros institutos, como si ya la vida no les obligara a compararse entre sí lo suficiente en las clases, los patios y los botellones, los estudiantes que este año se enfrentan a la antes llamada Selectividad y ahora Evaluación de Bachillerato para Acceso a la Universidad (los que más hemos ganado con el cambio hemos sido los columnistas, porque llena más de una línea) han tenido que superar también la incertidumbre de los posibles cambios de gobierno y los consiguientes cambios de los programas educativos. Por suerte, no habrán tenido que estar atentos a la última moción de censura, porque ya era sabido que no iba a haber grandes cambios y se constató el fracaso de la educación en general. Un titular decía esta semana que «Piden analizar la frase de Rajoy en Selectividad y provocan una oleada de suicidios», en esa línea que cada vez resulta más delgada entre el periodismo satírico y el periodismo serio. Con perdón por lo de serio. Como el miedo a compararse o a quedarse en blanco en un día que puede marcar tu futuro, que va pasando de generación en generación, se ha vuelto a repetir la polémica generada porque una de las preguntas no estaba en el temario, en este caso de Historia. Al parecer, un profesor de la Universidad de Valladolid filtrósólo a algunos colegas el cambio en las materias que se incluirían en el examen. Lo cierto es que desde Valladolid, últimamente, llegan demasiadas noticias de filtraciones, corrupciones y comisiones (primero jugosas comisiones a cambio de licencias o contratos, luego estériles comisiones de investigación), lo que son muy buenas noticias para el leonesismo, al que ya sólo pueden resucitar precisamente desde Valladolid. Aunque sea cierto, lo de que «esa pregunta no entraba en el temario» suena, la verdad, a lo mismo que «el profesor me tiene manía». Se ha armado un previsible escándalo de padres defendiendo los derechos de sus hijos, que siempre suelen ser más listos de lo que dicen las notas, pero, como también era previsible,no ha pasado sólo en Castilla y León. Como dice el sabio Juanmaría G. Campal, «en este país parece que está todo el mundo esperando a la mínima para saltar». Como para ponerse uno a teorizar sobre los aceleradores lineales de Amancio Ortega... El caso es que en Andalucía se armó otro escándalo con la nueva Selectividad por motivos similares, pero en su caso no sólo es que «ese tema no entraba en el temario» o «el profesor me tiene manía», es que la pregunta que les hicieron a los estudiantes era verdaderamente ofensiva: los gobiernos democráticos. Dudo si en su exposición los alumnos debían incluir el actual, el que ha generado un clima de desmentidos, rumores y eufemismos sobre la Selectividad que a muchos les ha terminado pasando factura, porque seguro que alguno hubiera aprovechado para mostrar su malestar en el examen y probablemente hubiera sido bien recibido por el profesor que se lo corrigiese. En cualquier caso, lo de que también haya filtraciones sobre la Historia me sorprende y me resulta descorazonador, porque desgraciadamente ya estamos acostumbrados a que se manipule en los programas educativos y en los políticos. Quizá algún día algún historiador pueda datar con exactitud el momento en el que dejamos de mirar a la Historia como un aprendizaje y la convertimos en otro espectáculo más.
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