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El papel lo aguanta todo

09/04/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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El papel lo aguanta todo. La gente, no. La primera es una expresión que siempre me ha parecido llena de matices que completan su significado, que es: tú puedes poner lo que quieras en un papel, pero que se cumpla o no, que sea verdad o no, que ayude en algo o no, es una cosa bien distinta.

Esto lo saben todos los gobiernos, los medios de comunicación, los bancos, la Unión Europea, las empresas grandes y las minúsculas, la monarquía, la Iglesia, la Fifa, las petroleras y los guionistas del Ministerio del Tiempo.

Pero escribe, que algo queda. Sólo se debe temer que un fiscal o un juez corrija la ortografía (legal, se entiende) de lo anunciado o prometido. Pero, ¡bah!, eso no pasa casi nunca, hombre.

Esta semana, si no has salido en los papeles de Panamá, no eres nadie. Si no eres cliente de Mossack Fonseca, vales menos que una mosca pegada en una de esas tiras amarillas que se cuelgan del techo. ¡Bzzzz!

Bienvenido, señor de las moscas.

Eso, a no ser que seas de los afortunados que tenías el dinero en otro de los hermosos paraísos fiscales que existen, bañados por el mar o cubiertos por la nieve. ¡Chitón, qué no habrá por ahí!

La antigua Caja España Duero, ahorabanco Ceiss, despedirá a cientos de empleados. El Santander, otro tanto. Primero lo hacen sobre el papel, que no sangra, que lo aguanta todo. Los refugiados expulsados a Turquía también existen sobre la hoja en blanco, o no existen en absoluto.


Yo me aferro al carné y sólo creo ya en mi fecha de nacimiento.

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