Viendo los sufrimientos de mi director para llegar de casa al trabajo —que contaba la semana pasada—a uno se le quitan las ganas de quejarse de la despoblación, del olvido de los pueblos, deque las calles están vacías... Ome, quita p’allá, no hay nada como no tener con quien reñir.
Me acordaba, al leerlo, cuando fui a acompañar a un periodista de la capital para hacer un reportaje en pueblos donde solo vivía un habitante. A él no acabada de entrarle en la cabeza y cuando los fue conociendo todavía mucho menos. El capitalino —Ignacio Carrión, que hizo un excelente reportaje— quiso hablar largo y tendido con Pepe el de Rodillazo, que no le daba mucha conversación, la verdad, pues no tenía claro que no fuera un emboscado de hacienda y venía con ganas de «quitarme el susidio», según me confesó después. Insistía el periodista en los meses de soledad, y sólo y sólo... Hasta que el bueno de Pepe, que hoy visita escaparates por el barrio de San Mamés, reventó: «¡Joder con la soledad! Viene usted hoy, que es todavía invierno, si viene en julio y agosto aquí se llegan a juntar hasta cinco y seis coches cada día... De casas diferentes, claro».
Carriónentendió que era el momento de dar la mano y marchar.
Fuimos a ver a Amador, en Piornedo, que estaba manco porque le comió la mano un burro. Para el periodista era incomprensible, para el paisano era de lo más natural. E insistía.
- Pero, ¿porqué se la comió?
- Porque estaba entero.
No dijo nada. Pero al regresar me pregunta muy en serio: «¿Pero cómo iba a saber el burro si Amador estaba entero o no;y qué le importa al burro que el paisano esté entero?».
- No, el que estaba entero era el buerro, no el paisano.
Y no me preguntó nada más en todo el día, pero me miraba de reojo.
Por eso, tengo para mí que lo que tiene que hacer el director es decirle a todo el mundo, le pregunten lo que le pregunten, que lo que pasa es que «estaba entero».
¿El burro o el paisano?

El burro estaba entero
28/05/2017
Actualizado a
07/09/2019
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