En 2017, un grupo de personas decidió poner en valor los Decreta de Alfonso IX realizando una lectura ante el lugar donde se promulgaron: San Isidoro. Aquel primer acto, liderado por Juan Pedro Aparicio, José María Merino y Rogelio Blanco, supuso el inicio de lo que se va consolidando como una celebración, con su lectura año tras año.
Conviene recordar que los Decreta son un conjunto de disposiciones que el rey de León promulgó tras reunión con magnates, clero y representantes de las ciudades, en lo que llaman «curia regia». El contenido de sus artículos resulta extraordinario en su época, 1188, tanto por lo que abarcan, como por lo avanzado de sus concepciones.
Establecen la justicia única en toda la corona, la remite exclusivamente a los jueces y, como apelación última, al Rey. Formula la inviolabilidad del domicilio y castiga a los jueces negligentes. Sujeta la declaración de guerra y de paz a la curia regia. Limita el poder de la iglesia impidiendo donaciones de bienes que tributen a la corona. Sitúa al rey por encima de la iglesia en tiempos de teocracia radical y papismo. En resumen, anticipa el estado de derecho, poniendo las leyes antes que los reyes.
También es un texto revolucionario por la representación de las ciudades, algo completamente nuevo en la elaboración de un documento legal tan poderoso. Por esa razón se incorporó a la Memoria del Mundo de la Unesco como primer germen del parlamentarismo.
En tanto que los leoneses recuperamos este pasado transgresor, avanzado y deslumbrante, la Junta de Castilla y León permanece ausente. Se entretiene con una celebración absurda de hechos que no identifican a los leoneses. Sin duda, es una derrota, como la de Villalar, lo más adecuado para representar a una institución fallida. La Junta ha provocado el desplome poblacional de la Región Leonesa, el mayor del país entre regiones y autonomías. Los leoneses son mucho más pobres que los castellanos, gracias a su incalificable gestión en el periodo autonómico. Eso por no hablar de la diferencia entre León y Castilla en creación de empleo en estos 41 años.
El colmo de la provocación de la Junta es que, tras decenios de lesiones a la economía, la sociedad, la cultura y la política leonesa, pretendan celebrar el aniversario del atraco en León. Piden respeto, pero merecen reciprocidad. Lo que dan, recibirán. La apelación a la obra ‘Vindiciae contra tirannos’, un texto del siglo XVI, que cuestiona la legitimidad del tirano que atenta contra el cuerpo social le sienta a la Junta como anillo al dedo. Que expliquen dónde están las nuevas UCI de León y Ponferrada, por ejemplo y que se dejen de chorradas.