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Cuentos de Navidad

20/12/2023
 Actualizado a 20/12/2023
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He de decir que el género literario de los cuentos no pasa por su mejor momento. Fue en la época del Romanticismo cuando se rescataron leyendas y relatos, algunos de ellos escalofriantes y otros legendarios. Era tal la importancia que el filólogo Vladimir Propp, escribió su ‘Morfología del Cuento Popular Ruso’. Aunque los cuentos transcendían y no había frontera para ellos. Todos eran crueles, aleccionadores; surgidos del frío, el hambre, la opresión y el abandono. Un reflejo de la vida miserable. No es raro que, en algunas zonas de León, en las largas noches otoñales nacieran los filandones donde, a la luz de una vela o candil, se contaban historias de lobos, milagros, sucesos y humoradas.

Los relatos se transmitían oralmente, como las grandes obras de la literatura y así llegaron a nuestros abuelos con cuya muerte desaparecerán muchas historias.

Contra lo que se cree, las leyendas tradicionales no son infantiles, salvo para aleccionar a los guajes y prevenirlos ante las dificultades de la vida. Cuentos como los de Andersen, los Hermanos Grimm, que no eran cuentistas, sino filólogos que recuperaban tradiciones germanas. ‘Blancanieves’, ‘La Cenicienta’, ‘Pulgarcito’, ‘Juan con suerte’, ‘Leyenda de los duendecillos’, ‘La hija del molinero’, ‘Rabanita’, ‘En busca del miedo’, ‘Los músicos de Bremen’… que posteriormente se han mixtificado, despojándolos de la crudeza, para no herir la supuesta sensibilidad de los niños. También merecen respeto, en este mismo siglo, las ‘Narraciones’ de E.A. Poe. En cuanto al falseamiento, el peor se debe a Disney su compañía. Aunque también hay editoriales y escritores que se prestan a ello. La no sé bien qué, Rosa León, manipula las canciones tradicionales del Nuevo Mester. Frases como «Me pegó mi padri, me pegó mi güelu» (del Molondrón) o «Mi padre me pega palos y me da con la correa» son muy hirientes para las gentes sensibles que, desde su butaca, ven en la televisión como se destripan seres humanos en las guerras y demás catástrofes.

Sin parangón, las ‘Travesuras de Max y Moritz’, de W. Busch, en el siglo XVIII, que acaban con la muerte de los dos pequeños truhanes.

Pero prometí contar un cuento, aunque otros los cuentan mejor. Para cuentos, repase lo que estas últimas semanas han dicho y contradicho, Sánchez y sus mantenidos, respecto a la suelta de Puigdemont. Y como colofón que trata de crímenes y fratricidios (políticos) las declaraciones de Susana Díaz no tienen desperdicio, si es que no se embarulla y consigue entenderla.

Y por poner algo propio, un poco de sexo, sólo para adultos: «Se fueron juntos a la cama… y se durmieron». Colorín, Colorado.

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