06/03/2024
 Actualizado a 06/03/2024
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Vayan pasando, señorías, empresarios, agentes de negocios inconfesables y matones de seguridad en puticlubs. Como el tal Koldo, que amenazó incluso al alcalde de León. Si este hubiera hecho tal cosa sería como si lo hiciera el propio Ávalos. No en balde dice que es su mano derecha. Aunque da la impresión de que Koldo es el que manda. Sólo por eso uno de los dos, o ambos, debieran haber dormido, una o dos noches, en el calabozo, vigilados por la policía municipal. Porque las amenazas de esta gentuza traen cola. 

En todos los rostros se aprecia una mueca de avidez, sabiendo que la noche les depararía cosa fina. 

El nexo común de estos tragaldabas es vaciar España, para que les salga más barata al separatismo, al terrorismo y a Marruecos. Para ello cuentan con la Unión Europea, la dictadura del G30, el cambio climático, los partidos dominantes y la ataraxia de los españoles de a pie.

La impaciencia les devora y dicen: «Ya está bien de hablar y vamos a organizar esto». 

Me pregunto cómo es posible que un ministro como Ábalos haya sacado del lumpen a semejante espécimen. Y me respondo: porque es de gran utilidad para los vicios de la casta. La buena vida es cara y no hay que repara en gastos si el que paga es el erario. Son conocidas las orgías de coca, viagra y chicas de alterne del llamado Tito Berni, Chaves y secuaces que no serían las primeras, ni las últimas. Contamos con un despacho discreto. Vinos de reserva; whisky Macallan M. Copper Release, por 8.968,00 €; ginebras; canapés; coca directamente traída de Colombia y marihuana de Marruecos; la Macarena y más música; ron añejo que nos ha traído el fulano de Venezuela. Y hablando de la Macarena… «¿Dónde están las nenas?». Ahí intervendría el experto en puticlubs. Una simple llamada de teléfono y todo arreglado.

Gracias amigo por los servicios prestados, eres un as. Piensa –le dice– que nosotros, como diputados y gente importante, no podemos dejar que los periodistas nos vean rondando por la casa de Campo. O rebuscando por la calle la Ballesta putas o chaperos. 

Pero los temores del político son infundados, después de lo visto y la escasa reacción popular. Como de «agradecidos es ser bien nacidos» te esperan varios premios para ti y para tu familia.

Acabada la cuchipanda y se van yendo, dejando un rastro de basura desparramada por el suelo. Botellas vacías, colillas, vomitonas, aire viciado y unas pobres mujeres agotadas y humilladas.

 A la hora de pagar no andan con paripés, de «pago yo» o «no le cobres a éste». Bien saben que van «a gastos pagos». Los contribuyentes invitan.

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