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Corresponsales

06/03/2022
 Actualizado a 06/03/2022
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Excepto por los largos reportajes, los realizadores del telediario de TVE están haciendo todo lo posible para tocarme los pies, a mí que sigo pinchando ‘la uno’ a la hora de cenar. Sus iniciativas modernizadoras me producen descontento, cuando no directamente ira si les veo tendencia melodramática. Y qué decir de la puesta en escena circense al poner de pie a los presentadores flota que flota en proyecciones 3D, o cabaretera sentados tras mesas que dejan sus piernas enteras al descubierto. Pero me lo trago todo con tal de que no se me escape el momento reconfortante que llega cuando dan paso a los corresponsales, con su estilo certero y su parlamento de memoria y que esta semana ha empezado a peligrar también, al colocarnos los realizatas una especie de sección cutremente introducida como ‘El punto de vista de’ para conexiones con Berlín, París o Londres, que espero no dure mucho en esos términos.

En mi casa amamos a los corresponsales. Deseamos poder coincidir con alguno en el futuro y que nos cuente. A veces nos cantamos en voz alta qué corresponsal está apareciendo en pantalla por si quien está en la cocina quiere verlo: ¡Marta Carazo!, ¡Sara Rancaño!, ¡Almudena Ariza!, ¡Érika Reija!, ¡Diego Arizpeleta!, ¡Íñigo Herráiz!, ¡Beatriz Viaño!, ¡Sagrario Mascaraque!, ¡Miguel Ángel García!, ¡Mavi Doñate!, ¡Begoña Alegría!, ¡Ana Belén Lorente!, ¡Ana Isabel Jiménez!, ¡Javier Gutiérrez!, ¡Yolanda Álvarez!, ¡Cristina Olea! Y mención especial con volumen al máximo para los enviados especiales de estos días ¡Víctor García! y ¡Oscar Mijallo!

Los corresponsales pioneros como De la Quadra-Salcedo eran de los que pensaban que no tenía sentido salir retransmitiendo desde el lugar remoto y que el entorno, el contexto, no contase nada más allá de ser exótico. Entonces, ponían a alguien del lugar fusil en mano pegando tiros por detrás (como el naturalista que echaba carnaza para que los buitres bajasen a por la zampa). Luego llegaron los Calaf, Pérez Reverte, Patterson, Idígoras, Palop, dejando hablar a la propia realidad, más someros y discretos. Los de ahora quizá lo fían todo a la calidad de su texto y de su voz y su presencia, al trabajo previo de su equipo y a su cara. Suficientes para mí. Son periodistas, pero no en su faceta de investigación, ni entrevista, ni edición, y así está bien. Ya tendrán tiempo de ocupar otros puestos, muchos de los cuales serán de responsabilidad o decisión, como suele en la cadena pública tras las corresponsalías, aunque estas sean quizá incluso más ambicionadas que los sillonacos. Y no me extraña, con el amor y el reconforte que despiertan en sus espectadores.
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